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«Stop» a la muerte 27 50 Otra oración, recomendable a todo cristiano que quie– ra vivir en el siglo XX, a pesar de esa máquina de ma– tar hombre que se llama automóvil: « De los que se echan despectivamente a la espalda el Código de Circulación, líbr'anos, Señor. De los que no reconocen ni la utilidad ni la vigencia de los semáforos e indicadores, líbranos, Señor. De los que quieren hacer con la velocidad, alarde de su valentía, líbranos, Señor. De los que no ven más que luz verde en todos sus caminos, líbranos, Señor». 51 Hay suicidas que se quitan la vida por desespera– ción. Hay homicidas que se la quitan a otros por odio o por apoderarse de sus bienes. Pero hay homicidas y suicidas, todo en una pieza, que matan a otros o se matan a sí mismos, alegremente, despreocupadamente, frívolamente, por no tener en cuenta el Código de Circu– lación. El respeto a la vida humana exige de ti un poco de sensatez y de prudencia. 52 Todos queremos llegar. Nadie quiere quedarse en el camino. Pero esto hay que merecerlo. Que el conductor -derroche prudencia, y que los vi'ajeros le ayudemos con nuestras oraciones. Dios y sus ángeles harán lo de– más ... No estamos solos en el mundo... 53 En las zonas escolares o con nmos a la vista, se exige extremar las precauciones al conducir. El niño no tiene la reflexión de los mayores y pudiera cometer una

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