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24 P. David de la Calzada mas esas vidas, no seas insensato lanzándote a la trá– gica aventura ... Viaja, pero seguro ... 39 El placer de adelantar a otro en la carretera, lanza con frecuencia a la cuneta, al hospital o al cementerio ... Más gahas tú con que el otro vaya delante, que no pa– sándole, ton peligro de no llegar ni el uno ni el otro. 40 Una simple distracción al conducir puede ocasionar un desastre. Hay que estar a lo que se está. Y, en oca– siones, toda la atención será poca. Recuerdo haber leído en la parte delantera de un coche de línea un cartelito con esta inscripción: «Conductor, acuérdate de que lle– vas en tus manos muchas vidas ... ¡No te distraigas!. .. » 41 Es imposible evitar todos los accidentes de carretera, porque los hay totalmente imprevisibles. No todo depen– de del conductor. También la mecánica puede fallar. Pero es cierto que, si conductores y peatones fueran cons– cientes y prudentes, la trágica lista anual de muertos y heridos sobre el asfalto se reduciría de un modo in– creíble. 42 «Todos queremos llegar». Este era el slogah de una de las Campañas de Navidad en Carretera. Sí; todos que– remos llegar sanos y buenos a nuestra casa. Pero no sólo es cuestión de querer; hay que poner los medios adecuados. La imprudencia, la irresponsabilidad, la irre– flexion, la locura, pueden echarlo todo a perder en un instante.

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