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«Stop» a la muerte 19 20 Un automóvil se compra con unos miles de duros. Una vida no hay dinero en el mundo para comprarla ... Razón de más para cuidar de la tuya y de la de tu pró– jimo... No riegues tú con más s'angre ese asfalto ya regado con la de tantos hijos de Dios ... 21 Los Mandamientos de Dios debiéramos tenerlos siem– pre en la memoria y hacer de ellos el programa de nuestra vida. Pero hay ocasiones en las que se impone el recuerdo de algún Mandamiento concreto. Yo coloca– rfa en el parabrisas de todos los coches, ante los ojos del conductor, un cartelito con estas palabras: «El quin– to, no matar... ». Y debajo, la firma del Dios legislador. Y es que es Dios quien más se preocupa de tu vida. 22 No sólo es imprudente y criminal el conductor que se sienta despreocupadamente a un volante, echándose a 1·a espalda el Código de Circulación. También es im– prudente y criminal el peatón que, cuando no debe, in– vade la carretera o cruza la calzada. Su insensatez pue– de provocar una catástrofe en cadena ... 23 La prudencia es útil para todo. Un hombre prudente triunfará en la vida. Pero la prudencia en los conducto– res es algo, sin lo cual, la vida se hace imposible... Un conductor imprudente es candidato seguro al suici– dio y al homicidio.

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