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130 P. David de la Calzada Mi libro tiende a detener, no los coches, sino a la muerte en la carretera. Y a la muerte se la detiene, no con indicadores, sino con la sensatez de los que empu– ñan el volante. Cada uno de estos pensamientos o refle– xiones puede 'ahorrar multitud de vidas humanas. Pero hay que tenerlos en cuenta y atenerse a ellos. La muerte no se detiene ante los frívolos y los insensatos. 362 El carnet de conducir no lo es todo. En manos de un temerario puede ser el pasaporte para la eternidad. No se debiera conceder nunca al que, además de los cono– cimientos necesarios y las prácticas convenientes, no tuviera una buena dosis de sensatez y de sentido común. Y si, más tarde, se comprueba que no los tiene, debe retirársele cuanto antes por su bien y el de todos ¡Hay que defender a la sociedad de esos insensatos! 363 Conductor: Gertific•a a tu mujer y a tus hijos :le que lees estos consejos, y yo sé que se quedarán más tran– quilos cuando te vean salir de viaje. Y es que pensarán que tu vida irá protegida y que habrá más probabilidades de que regreses sano y bueno. 364 Automovilista: No sólo para el día grande de San Cristóbal, tu santo Patrón, sino para todos los días del año, te recomiendo esta plegaria: «Roguemos hoy al glorioso San Cristóbal por los que tienen auto y por los que no lo tienen. Por los primeros, para que los libre de accidentes desgraciados, y por los segundos para que los libre asimismo de caer bajo sus ruedas en nuestras calles ciudadanas. Y para que todos, tomando firmemente el volante de nuestra vida, llegue-

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