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«Stop» a la muerte 129 359 He contemplado en más de una ocas1on la alegría loca de los concursantes en el espacio televisivo « Un, dos, tres», cuando les ha caído en suerte un coche. ¡Pa– rece como si la felicidad hubiera llegado por primera vez a su casa! Y yo me preguntaba entonces: ¿Será para bien, o para mal? Es posible que a alguno de ellos les sirva para acortarle la vida. ¡Cuántos que se estrellaron con un coche 'a los veinte años, tal vez sin él hubieran llegado a los ochenta! Y es que el coche es algo muy bonito que puede terminar en algo muy feo ... 360 Nadie, cuando conduce, se imagina que va a morir en ese viaje. Si lo supiera no subiría al coche, se quedaría en casa. Pero como lo ignora, sube confiado, se sienta al volante y parte veloz hacia la muerte sin saberlo ... Y conduce con la serenidad e indiferencia de todos los días. El conducir, a él ya le resulta como algo rutinario. V... , de pronto, la catástrofe ... -Pero, Señor, ¿por qué no le apercibisteis para que preparara su conciencia al salto a la eternidad? -Ya le apercibí en mi Evangelio -nos dice el Se– ñor. «Vigilad, y estad prevenidos, porque a la hora que no pensáis vendrá el Hijo del hombre». «A la hora que no pensáis». El conductor debe subir siempre ~I coche con la conciencia a punto, porque debe saber que Dios no avisa ... Y es que ya ha avisado de una vez para siempre ... 361 Este libro que tienes en tus manos lleva por título «Stop a la muerte!» El Indicador con la palabra «Stop» en la carretera obliga a los coches a detenerse para evi– tar un probable peligro.

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