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«Stop» a la muerte 113 fin sobrenatural». Automovilista, este es el viaje de los viajes. Procura por todos los medios que sea seguro. En él te juegas algo más que la preciosa vida humana. Te juegas la eterna felicidad ... 317 Pero ya de tejas abajo, y en orden al automovilista sentado en su coche en marcha, la prudencia podríamos definirla de esta manera: «Una virtud especial, infundida por Dios en el entendimiento práctico para el recto go– bien10 del volante, el acelerador y el freno, en orden a movernos por la carretera y llegar ilesos a nuestro des– tino». No sé si la definición ha salido correcta; pero, para tu bien, que lo sean tus viajes. 318 Sólo en España se produjeron el año 1973 nada me– nos que 34.092 accidentes de carretera. (Más de noven– ta al día ... ). Y en ellos perdieron la vida 3.823 personas y resultaron heridas 63.002. ¡Escalofriante! Pero ved lo que ocurría dos años después, el año 1975. Los accidentes de carretera ocurridos en España fueron 62.123. (Casi el doble que dos años antes, a un porcentaje de más de 180 accidentes por día). Los muer– tos, 4.487, y los heridos, 93.144. Si los números dicen algo, este aumento de acciden– tes y de víctimas en tan corto tiempo debiera estreme– cernos. Porque esto viene a decirnos bien claramente que cada año aumentan los peligros y las probabilidades de que también nosotros podamos quedar un día tendi– dos en la carretera. Atención, pues; todas las precau– ciones deben parecernos pocas.

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