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«Stop» a la muert;e 103 288 La gran tragedia de un accidente de circulación pue– de que no sea la muerte de todos los ocupantes del coche, con ser esto tan trágico. Sino lo que puede venir después con efectos de eternidad. Viaja, pero seguro ... Si esto no siempre es posible en cuanto al coche, siem– pre es posible en cuanto al "alma, viajando siempre en gracia de Dios. Así, no hay nada que temer. 289 Cuando conduzcas, no te dediques a la caza si un conejo u otro animal saltan despistados a la c'arretera encandilados por los faros del coche. Esto es muy peli– groso. Quizá, en vez de cazar, seas tú el cazado. Tu im– prudencia puede llevarte a la muerte. Y es una insensa– tez jugarte la vida por un conejo ... 290 Tú te alimentas para vivir. El coche se alimenta de gasolina para correr. También tu alma necesita de ali– mento para este gran viaje de la vida a la eternidad. ¿Cuánto tiempo hace que no comulgas? 291 Hoy se habla muy poco de las virtudes cristianas porque no nos preocupa el ,servicio de Dios ni el más allá. Y puestos a olvidar, olvidamos que una de las principales virtudes es la prudencia. Y que esta virtud, no sólo puede asegurarnos el más allá feliz de los cie– los, sino también la continuación de la vida en la tierra. Seamos prudentes al volante para asegurar esto, sin olvidar aquello que no tendrá fin. 292 , Dicen los moralistas que la distancia del templo, si

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