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11Stop» a la muerte 101 muere mejor en tu casa o en el sanatorio. Entonces, ¿por qué quedan tantos -todos los días muertos en la carre– tera? Cierto que nadie quiere morir allí; pero es que son pocos los que ponen todos los medios para evitarlo. 282 Nuestra vida siempre está amenazada. Multitud de agentes, internos y externos, conspiran contra ella. Y esto, sin contar con la violencia de la guerra o el atra– co. Pero en los viajes que hacemos en los modernos medios de locomoción podemos decir que nuestra vida está más amenazada aún. Motivo de más para poner los cinco sentidos en el logro de un regreso tranquilo y feliz. 283 La carretera no es para matarnos unos a otros, sino para disfrutar de la vida contemplando el mundo mara– villoso, regalo de Dios. No convirtamos en senda de la muerte lo que debe ser el escaparate de la vida. 284 Hace unos años la prensa nos informaba de la indig– nación de los neoyorkinos contra los representantes de la ONU. ¿Causa? Porque circulaban por las calles a una velocidad loca, no haciendo caso de las señales de trá– fico. Se dieron casos de arrollar y matar a conductores y peatones, refugiándose luego tras el muro de la in– munidad de su representación. Y se habló hasta de la · conveniencia .de colocar sobre la carrocería de sus co– ches un gran cartel que dijera: « ¡Atención! Este coche goza de la inmunidad diplomática». Por nuestras calles y carreteras hay muchos que, sin ser representantes de nadie en la ONU, hacen exac– tamente lo mismo. Y cuando se produce algún atro-

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