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100 P. David de la Calzada pena correr tanto,. Al cementerio tenemos que llegar un día todos. para estarnos allí muy quietecitos. Pero que no sea antes de tiempo ni por correr demasiado. 278 La velocidad debe tener algún parentesco con la muerte. Y no suelen pasar mucho tiempo sin encontrar– se. Si tú corres demasiado con tu coche, teme que pue– das encontrarte con ella al doblar una curva cualquiera. Ella no avisa. La sorpresa le encanta. 279 ¡Qué felices los hombres cuando sólo había asnos y caballos para cabalgar y aún no se habían inventado las espúelas! Me imagino que debía haber muy pocos y muy leves accidentes de tráfico. Pero desde que los animales cedieron el puesto a las máquinas de motor con ruedas y se ha comenzado a quemar gasolina, tiene que haber siempre en guardia médicos y enterradores. Y es que la sorpresa puede presentarse en cualquier momento. 280 Los pájaros vuelan cruzando el espacio a millares, y nunca chocan los unos con los otros. Y esto sin cono– cer el Código de Circulación. Si alguna vez chocan es con un avión o con un coche. Y no es por culpa suya, sino del piloto o conductor que inv'aden con la máquina su espacio a velocidades que los pájaros no pueden es– quivar. Y aquí cabe la pregunta: ¿Es que los hombres vamos a tener menos seso que los pájaros? 281 Si te dieran opc1on sobre el lugar de tu muerte, yo bien sé que no eligirías el asfalto de una carretera. Se

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