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- 90-'::: gravísirrrns, tengan t1:1,lpredominio sobre-clilgunof!I entendimientos las va,na,s quimeras de la fanta- · · sía,, y que s~ desentiendáil de la realidad mis111a. . de los hechos, para llegar á · hts conclusionesr que a jwiori habían formulado. El hecho funda- . mental de la religión, ó sea la creencia en un Ser Supremo, Dueflo y Señor dé todas las cosasf creadas, .al c~íal es inclispern;iable dar culto y · · presentar ofrenclas para tenerle propicio, es de- : una. realidad · cÓmparable ¡,¡olamente á la de la. misma nat~raleza humana. No sólo en. los• pueblos civilizados, en los cuales una organiza, ción Inás perfecta ha dejado sentir su -influjo en el orden y reglamentación de las manifestacio--; nes-religio1:1as.; ¡,¡ino hasta en los pueblos más pri- - mitivos<ymás apartados _de los cent.ros de cul– tura, hallamos clara y distintamento reproduci- , dú aquel hecho, Los, descubridores de América. le hallaron 'entre los pobladores de las selvas. vírgenes; los misioneros. de Afric~, de Aústraliar de Nueva Zelanda, de la Micrónesia, le han po– dido observar en todos esos países, y. hasta. los sepulcros de los hombres prehistóricos pre._ sentan vestigios Inequívocos de él¡ y esta asoDJ.• brosa generalidad no admite otra interJ?retación r_acional que la tendencia innata de la q.aturale.– za del hólllbré á elevarse y_ p:onerse en rel.a– ción con su Creador; una necesidad de su espí– ritu, que brota espontánea y vigorosamente no · bien él se da cuenta de su existencia propia y de · la existencia del mundo exterior.

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