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habrán defor·mado sus dimensiones reales, y, '(¡m . cuánto. :i su figura geométrica, .ofrecerá t:m as-· pecto engaiiosó, que podría inducii'.ll:OS al error, si no estuviéramos prevénidos por el conocitnieu~. to de. Üts leyes de la perspectiva. :A:gra1ülitndo progre.sivamente estos efectós de conf¡;¡-siól?,, con~ secutivos aLaumen'to de distancia Ílega:riamos~ ·por fin, á t~)el'ce¡:a z~11a, á;la Zólli:(, ,en que:cesa la visión, y con relación: á Jos objetos qúe ,en · ella••se ertcueµti;an situados¡ huest,ros ojo:S,nada. podrían afirmar, ni podrían siquierá.,:decir ,si ·e~isten algunos, colocad:>s en 1 ell.á. , · .Sometamos ahora otro de n.uestros sentid.os ,el sentido del ,oido, á un análisis semejante .. Tam~ 1':>ién éste se. encuentra r{)dead:o por· las. tres zo– nas distintas., que én este caso:seriali la zona de la ·audición clara,, la zona .de la audición con, fusa y la .zona en que nuestr()s óidos deja11 de ser impresionado¡¡¡ p<;>rláóiídasono~a.'Nada más Jácil, cuando nuestra 11tención se dirige á la pl'Í• mera zona, que distinguir el tono .. y el timbre 7 de l<;>s sonidos; re.conocemos él tema melodicó, que ejecuta un instrumento mu~ical, y. sahemos st el ,artista _emplea par,'t reproducirle las. vibrado– •· nes que la percusión' produce en las cue'rdas de ·un pfa:no, ó si soidas qué nacen del frotamiento· suave del arco en las cuer4as de mi vi<>lín, ó i~í lo que escuchamos son l.os bélicos sonidos de :,.Ja corneta, ó los suavísimos é insinua11tes c;le una. flauta, ó si acaso es el aire, cnando trahajosa– mente penetra p,or lós intersticios de.las,puertas
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