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-'-'-. :117 ,.:- Y puede que no sea eso; tal vez eUos se 1,nueveh én to1:n9 del sol, atraídos por ótra causa. Dicen los físicos 1 qqe la gravedad llatna los cuerpos al . centro de la tierra; y puede qIJ.é no sea eso, tal vez los ltama á otra parte. Dicen los naturalis– tas, que los inineral~s siguen ciertas formi:ts. geométricas en su cristalización; puede qu'e no .sea eso, tal vez hay de por medio ·catísas que ignorarrfos, y se descubrirán mafiana. En suma, ,si empeiamos á poner duda en la constanc.ia de 1a Naturaleza; si desconfiamos de la relaciól). que vemos guardan entry sí las causas segü.n– das; si sospechamos que el orden físico se mieñ• te á sí propio ... entonces todo estudio:científico es excusado, todo. ramo- se aja y desfallece,.fal– ta base á.las deduccion,_es, el universo sensil)le es un campo de confusión, donde se malgastan los sudores de los ingenios» (1). Y si estas co1;1secueucias no puéden razona– btemente aceptarsé, y si: por o_tro lado, es cosa probada que «los cuerpos, por ejemplo, solicita.:. dos de su innata propensión, buscan con afán el centro de la tierra, y n-0 hay uno so1o que, deja~ do· á su movimiento, s.::l aparte de la vertical, ¿,qué deberemos decil:' :le un ·cuerpo de carne y hueso que, en vez de caer, se levanta en alto, y sube á los •aires, y queda suspenso., y Juego se remonta cual pluma leve? ¿Qué pensaremos, sino que no es natural la fuerza que le. arrancó • ¡ (1) P. J. Mir: El Milagro, l. P; c. VHI.
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