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,_ -, _- ' ,· - ,,,, __ -: _: ' . ' __ ',- - ' -_ -·.' ·.cet-tificar d~l-hecb,o¡c¿quérazones ~xisten. para no atlm'.itir, f!U fÜerti;i, {)ir él .segU_ndo? ¿Es, :a~ase, . . _m4s diJícíÍ·observ:ar'la~oiiverstón del agúa en .-vino; ó 1a CUF~ÚtÍóff de un ciego dé nacírntento,. ó la n:Úirclia>de San: Pedro sobre las aguas deliag-o, -0cµalquiera dé los otros hechos milagrosos, obra-, ,dos por NuestfoSeiior JesucriAto, queVer'la ere- .. ·..eida de aguas d,e un do, ó el éxito de una bata– Jla, .ó la aparición de un cometa, ó los estragos -causados por la epidemia'? .Admit'ida,pues, la posibilidad delmHagto, y ·-existiendo:eltestirnonio indubítable de numero– ,sísirnos testigos, que le han observado, no hay . medio de llegar surea}idád, si se quiere perma- . · · necer dentro dé la 1ógica y de la buena fe. /Y qué diré de los quehacen la guerra al mi– lagro, pertre~hados tras el deleznable pretexto .de que, no siéndonos. conocidas todas las leyes ·:qqe obran en la naturaleza, no podemos estar núnca seguros de que el hecho, que se ptesume milagrosó, no sea el resultado de algunaJey ,. que ,se oculta todavía á nuestro conocimiento?Sleste infundado reparo tuvierá alguna fuerza dialéc ·- :tica, no iría splarnente contra la certidu_rnbre del ·:ni,Hagro; sino contra toda clase de certeza física. ¿P-0r ve:µtura conoce la razón humaná todos los casos posibles en la aplicación de mía ley natural?. Si escucháram,os, pues, semejante ar– . .gúcia, jamás podríamos formular con certeza · una sola de las leyes que rigen el mundo. «Di- ) een los astrónomos que el sol atrae los,planetas;

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