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bre yfü1sta la voluntatl. de•I)iQ~/según pte~e,n– d.e:n tos.:filósofosmen(}ionados; está a,bsol1Jtame11- teOon.tradicho pqr la naturaleza misma y por el sen~id<>GOlU.Ún, SFelb,mµbreno perturba elordel)! . delu:niyerso cuándo, nevado. de su bondad, ·f.}on: ¿ ·desciende con: el des.'eo de un hijo quele p'i-de pan, ¿por·, qué.. las efusiones .de ,la •· Bqrrdad, I>ivina ,, éuar1d'liescuchaJa oración humilde de un siervo - ' . . . . "'. . ' / ,. ' . , ·. suyo, que le demanda !J.U:.Xili~ y perdó.n,:habí,au · de ser.más perjudiciales á. áquel orde~? e(~} ¿Por . qu~ razón, vuelvq á preguntar¡ seHaimpo~ib,le la. intervención de la Causa de todas las causast .y habría de alterar y trastornar la obra creáda y ofdenada, por su S¡:iibiduría infinita? .;ITI,l seg1u1do reparo, es decir, el de .los que, sin negar la p<>sibHidad intrín.seca~delmila.gro, sos'– tienen que, hasta a}J,qra,' 110 se h¡:j. realizado 'checho;algunoquepueda caiifica,rsede mUagroso 1 ad;quirió en los úfümq§l años del siglo pasado · ciE1rta .boga, merced á lo§l esfuerzos de un céle,– bréescritor, que se propuso trazar la biografia · de Jesucristo., déspo}ada de todo caraoter dé di– vinidad. ¿Quién duda que, para semejanteenipre,, sa, lo más urgente era negar 1a verdad histórica de s1,1s milagros? To~sJos hechós qe esta natu– ra}eza, que ªe relatan enlos Evangelios, care– cen, según él r<!e éi~ttos. caracteres, indiape:nsa~ bles p,araque puedanconsiderarse coínc;i"hi~tóri-. ' ' . r (l) (lúibert: Qp. cit.

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