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'- 98 - velos· de Ía adtn.ir {istraéión pública.' Para otros la . . pereza y la· indolencia· constituirían insuperable es.cono, para llegar con sus solos esfuerz_ps al ~-– tudie. y demosthición de las verdades de qué· es-· tamos hablando (l). ·-- ·· Éstas mismas consideracfones servirían para · hacer ver euán tardíamente podrían llegar, los pocos hombres que se co:i;isagrasen á, su estudio, al logro de su objeto, y cuántos errores é incerti– -dumbres quedarían aún en este cortó número d~ entendimientos afortunados . .Y siendo la 1:eligión un conjunto de doctrínas, que debe el hombre conocer, y/ una serie de actos que debe poner; en práctica desde que los primeros albores de la inteligencia. iluminan su vida¡ y debiendo aceptar aquéllas y someterse á . éstos toda clase de hombres, lo_s ignorantes, los ilustrados, los qu!e han encanecido en el es– tudio y los niños tiernos, que comienzan apenas .á raciocinar, es preciso convenir en que el co– noClimiento y la ·práctica de la Religión, serían cosas imposibles, si hubieran de ser el fruto de -– las investigaciones humanas; · Óontrasten:Í.Ós esta verdad con lo que nos en– señan los hechos, y éstos se encar_garán de confirmarla mejor de · 10 que acertarían á ha~ cer1Q mis palabras. Ni los pueblos más cultos de • , la antigüedad, ni}aá modernas sociedades, en que IDf!,YO!' brillo alcanzan los refinamientos de' (I) Contra gentes, l. I, c. IV.