"En la celebración litúrgica, la importancia de la Sagrada Escritura es funda– mental. Pues de ella se toman las lecturas que luego se explican en la homilía; los salmos que se cantan, las preces, oraciones e himnos litúrgicos, están pene– trados de su espíritu y de ella reciben su significado las acciones y los signos". "Por lo tanto, para procurar la reforma, el progreso y la adaptación de la Sa– grada Liturgi,a, hay que fomentar un amor profundo y vivo hacia la Sagrada Escritura. como atestigua la venerable tradición de los ritos, tanto orientales como occidentales" (no. 24). "En las celebraciones sagradas se deben hacer lecturas de la Sagrada Escritura en mayor abundancia, más variadas y más apropiadas". "Las fuentes principales de la predicación, serán la Sagrada Escritura y la Li 0 turgia, ya que es una proclamación de las maravillas hechas por Dios en la historia de la salvación o misterio de Cristo..." (no. 35). "A fin de que la mesa de la Palabra de Dios se prepare con más abundancia para los fieles, ábranse con mayor amplitud los tesoros de la Biblia, de modo que, en un período determinado de años, se lean al pueblo las partes más significa-' tivas de la Sagrada Escritura (no. 51). "Ordénense las lecturas de la Sagrada Escritura de modo que los tesoros de la Palabra Divina sean accesibles con mayor facilidad y plenitud" (no. 92). "Los textos destinados al canto sagrado deben estar de acuerdo con la doctrina católica; más aún, deben tomarse principalmente de la Sagrada Escritura y de las fuentes litúrgicas. (no.121). 17. Los Papas siempre han insistido en la necesidad de que todos los cristianos conozcan a fondo la Sagrada Escritura. Citamos a continuación algunos textos de relevante interés: León XIII: "Existe en la Escritura una elocuencia admirablemente variada, rica y digna de la mayor estima. Fue lo que San Agusi:ín comprendió y experimentó. Todas las grandes obras religiosas están impregnadas de las Sagradas Letras, fruto de su estudio asiduo y meditación de la B1blia" (Providerttissimus Deus l 8-XI-1893). Benedicto XV: "San Jerónimo sacaba abundantes frutos de la lectura de los Libros Sagrados. Fundamentaba en la Biblia el conocimiento y amor a Cristo; era allí donde aprendía el espíritu de oración; era allí, en suma, donde él fue adquiriendo su admirable familiaridad con Cristo, cuyas dulzuras le animaban a seguir sin tregua por la dura senda de la Cruz, a la conquista de la palma de la victoria. "Hacemos votos para que todos los hijos de la Iglesia se dejen penetrar y for– tificar por la dulzura de las Sagradas Letras a fin de llegar a un conocimiento perfecto de Cristo" (Spiritus Paraclitus 15-XI-1920). 7

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