BCCCAP00000000000000000001343

58 PRESENCIA ANTIGUA (1598-1835) la posesión de tan bella imagen la guardó cuidadosamente er un arca de su casa y fue a comunicarle tan extraordinaria adquisición a un amigo. Cuando ambos se disponían a contemplar la imagen, ésta h2cbía desapa– recido. Preguntó el escultor a la mujer que la había encontraco, pero ella no sabía nada de la desaparición. Sin embrago, apuntó la pooibilidad de volver al lugar del hallazgo. Así lo hicieron y aHí la encontraron. Mara– villados por el suceso, no se atrevieron a tocarla y decidieron dar cuenta al Obispo de la ciudad. Por aquella época ocupaba la sede cesaraugustana el santo y docto prelado San Braulio, quien dispuso que dos sacerdotes se desplazaran al lugar donde había aparecido la imagen y la trajesen a su presencia. Hecho esto, San Braulio la veneró con respeto y mandó que fuese colo– cada en la capilla de Santa María del Pilar, mientras se realizaban las gestiones necesarias sobre el asunto. Al día siguiente, la imagen había desaparecido de nueve,. Enterado San Braulio, mandó a los dos sacerdotes que volvieran al lugar donde la habían encontrado, y con gran sorpresa, allí estaba la preciosa talla de la Virgen. Era el año 63 7. La noticia se divulgó con admiraciór de todos y San Braulio ordenó edificar en aquel lugar una pequeña ermita a costa de sus bienes personales. Desde aquella época se sigue venerando a la Virgen con el nombre de Ntra. Sra. de Cogullada.<n La ermita se encontraba a cinco kilómetros de Zaragoza y parece que el culto fue en aumento y no quedó interrumpido ni siquiera durante la dominación musulmana. Los cuatro únicos templos que los musulmanes se comprometieron a respetar en esta ciudad fueron el de Santa María la Mayor (y del Pilar) y el de las Santas Masas (hoy Santa Engracia), dentro del recinto urbano; y los de N tra. Sra. de CogullaJa y el de Ntra. Sra. de Zaragoza la Vieja (sita en el actual Burgo de Ebro) en los extramuros de Zaragoza.< 2 J 2. COFRADÍA DE NTRA. SRA. DE COGULLADA. También cuenta la tradición que, inmediatamente después de cons– truirse la pequeña ermita, se instituyó una cofradía. No obstante, los documentos más antiguos que hablan de ella son del siglo X\ ·n. Uno de ellos dice que la finalidad de esta cofradía era c:.1idar de la veneración de la Virgen, de sus ornamentos, altar, iglesia y sacristía. (!) R. ALBERTO FACI, «Aragón reyno de Christo y dote de María Santísima», Zaragoza, 1739, pp. 14,15 y 16. (Zl A. CASTILLO GENZOR, «Anales de Zaragoza», 1975, vol. I, p. 122.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz