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54 PRESENCIA ANTIGUA (1598-1835) Un escribano público da fe de que el P. Lorenzo de Zaragoz2-, misionero en Cumaná y fundador del pueblo San Fernando Rey, tenía en su casa "gran cantidad de cartillas con que dicho Padre enseñaba a los mucha– chos del pueblo". Algunos misioneros prestaron un gran servicio cultural al escribir libros en la propia lengua "chaima" que hablaban los indios, y que habían aprendido con gran esfuerzo. He aquí algunos de ~stos libros: - "Arte y vocabulario de la lengua de los indios chaimas, cv.managotes ... con un tratado a lo último de la Doctrina Cristiana y catecismo de los misterios de nuestra santa fe", escrito por el P. Francisc::i de Tauste. (impreso en Madrid en 1680). - "Catecismo de la doctrina cristiana en lengua de los indios chaimas", por el P. Francisco de La Puente (Ed. en Madrid, 1703). Al paso de los años, la fe cristiana fue arraigando en los pueblos indígenas de Cumaná. El fruto espiritual realizado por la gracia del Señor a través de estos misioneros aragoneses, lo ponía de mani– fiesto el P. Simón de Torre los Negros con estas estadís:icas. Hasta el 30 de abril de 1780 habían sido bautizados 52.864; les matrimo– nios contraídos hasta entonces eran 14 .496; los enterramientos por la Iglesia, 26.674; y finalmente, los que en esa fecha eran atendidos por ellos en 13 pueblos de doctrinas y las de viva ccmprensión, ascendían a 12.013.0 8 ) Entre los capuchinos aragoneses que trabajaron en esta tierra destacan por su personalidad, ciencia, santidad y ::ntrega los siguientes: Lorenzo de Magallón, Francisco de Tauste, Agustín de Frías de Albarracín, Juan del Pobo, Simón de Torre los 1'-egros, Juan de Cariñena, Miguel de Albalate del Arzobispo que muió martiri– zado por los indios, y Francisco José de Jaca, incansable y valiente luchador contra la esclavitud de los negros. o 9 J El Obispo de Puerto Rico, D. Bartolomé de Escañuda, francis– cano, cuando visitó esta misión de Cumaná, se quedó a&::)mbrado de los capuchinos, y dirigiéndose en una carta a la reina gobernadora, le decía en 1675: «Cada uno es un San Francisco en el monte Alvernia; hccblo de lo que he visto». Y poco después añade: « En lo presente son todos humildes, recogidos, doctos y santos; cada uno es un Job y todos junt,Js un coro de serafines» . < 20 l (lS) «SIMON DE TORRE LOS NEGROS», «Relación de las conversiones de capuch:nos aragoneses de la provincia de Cumaná», en B. de CARROCERA, «Misión de los capuchinos en Cumand», Caracas, 1968, t. III, págs. 447. (l 9 ) L. LONGAS OTIN, «Los capuchinos aragoneses en Venezuela», Zaragoza, 199:, ed. Oroel. ( 2 o) Carta del obispo Escañuela, Margarita 13 de mayo 1675 (AGI, Santo Domin,:o, 641).
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