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50 PRESENCIA ANTIGUA (1598-1835) cónyuges se pusieron de acuerdo para dejar el mundo y ccnsagrarse a la vida religiosa. Ella ingresó en el monasterio de Carmelita5 Descalzas de San Joaquín de Tarazana; y a los pocos días, él lo hizo en los capuchinos de la misma ciudad. Tenía 30 años. Con el tiempo llegó a ser Lector de Teología en el convento capuchino de Pamplona, y des;més Superior Provincial de Aragón. Murió en 1678. Con motivo de la guerra de la Valtelina y Savoya en 1638, el P. Fran– cisco de Tarazana aparece, acompañando a las tropas del Marqués de Villafranca Don Pedro de Toledo, desempeñando el ofbo de corres– ponsal de guerra y capellán del ejército. Suyo es el detallado e interesante documento "Relato del sitio de Fuenterrabía", contenido en _ma carta diri– gida al Superior del convento de Zaragoza. Del análisis de este "Relato" se deducen varios aspectos importantes. Primero, la presencia de otros capuchinos: «A nosotros los capuchinos, -dice-, nos repartieron por cuatro partes con la gente y con otros religiosos que alli había». Segundo, la gran labor apostólica que realizaban con los soldados. Afirma: «Es indecible la confianza que la gente llevaba en Nuestra Señora, y el seguro que tenían de la victoria, afianzado en que el día dei acontecimiento había de ser la vigilia de su nacimiento santo. Apenas hubo quien no confesase; oyeron misa, comulgaron muchos, no embarazándoles el gran trabajo de aquel día para ayunar». Tercero, el compromiso heroico de los capuchinos, sin miedo a perder la vida: «Nosotros, los capuchinos, llegamos hasta la Marina, expue,tos a los mayores riesgos delante de todos para cumplir nuestra obligación, socorriendo a los afligidos; y fue harta dicha en tanto riesgo no peligrar ninguno. Y como naestra gente tenía menos necesidad que los pobres franceses, ejercitamos la cariJ.a¿ con muchos que agonizaban. La ciudad de Fuenterrabía quedó liberada después de habe:-se defendido con heroico valor por espacio de sesenta y nueve días. La victoria se caribuyó a la inter– cesión de la Virgen Nuestra Señora ... » _<1 3 l En la Guerra de Sucesión (1701-15), los capuchmos prestaron también sus servicios a las tropas militares, unos a favor éel Archiduque de Austria (Cataluña, Valencia, Aragón) y otros a favor de Felipe de Anjou (Castilla y Navarra). 0 3 ) C. AÑORBE, «Antigua Provincia Capuchina ... » o. c. págs. 98-101. Est-e «Relato» aparece impreso en folio en Madrid, en la oficina de la viuda de Alonso M~tín, año 1638.

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