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46 PRESENCIA ANTIGUA (1598-1835) de 1711. Dejando a un lado su interesante biografía, en es:os momentos quiero resaltar su dedicación a la evangelización. Muchos de sus sermones se fueron imprimiendo a medida que se pronur..ciaban, entre otros, dos Cuaresmas de sermón diario en el Hospital General de Zara– goza, otras dos Cuaresmas continuas en la Catedral de Huesca, tres Cuaresmas continuas también en la Catedral de Tudela, y hasta 36 en los reinos de Aragón y Navarra. Entre sus escritos publicados., Latasa en su obra "Escritores aragoneses" cita algunos panegíricos, como por ejemplo: - "Oración político-moral del Espíritu Santo", predicada en la Catedral de La Seo de Zaragoza, el tercer día de Pascua de Pentecostés del año 1742. - "Panegírico de la Concepción de María Santísima", prediczdo en el Regi– miento de Infantería Española de Mallorca, en Zaragoza, 1743. - "Panegírico de la Santísima Virgen del Pilar", predicado en su fiesta con que le obsequió la Real Casa del Comercio de Zaragoza, en la iglesia de Santa Isabel, en 1756. - "Oraciones panegíricas de diferentes asuntos", varios tomos. El P. Lamberto murió en el convento de Zaragoza, el 17 de diciembre de 1785Y 0 l 4. ACCIÓN CARITATIVA Y SOCIAL. El ejercicio de la caridad y las obras sociales en favo: del bien del hombre siempre han ocupado un puesto esencial dentr,) del carisma franciscano. Las Constituciones de los capuchinos de 1536 ordenaban que en tiempo de peste los frailes sirvieran a los contagiados, según lo dispusieran los Superiores, a quienes se recomendaba "tener abiertos los ojos de la discreta caridad". A pesar de que esta prescripción fue omitida en las Cons– tituciones de 1552, tal vez por no imponer actos heroicos, los capuchinos siguieron sintiendo en su corazón la obligación de atender a los apestados. Cuando los capuchinos llegaron a Zaragoza, ya hemos comentado que según el Arzobispo Don Alonso de Gregario, una de sus cu:1.lidades era el "ayudar a bien morir". Venían con esta fama y lo derr_ostraron muy pronto, asistiendo a todos enfermos y moribundos que, a petición de las familias, requerían sus servicios. Para ejercer con mayor frLto este minis– terio varios capuchinos fueron publicando manuales prácticos, como el libro del P. Basilio de Teruel titulado "Ejercicios y modo breve para ayudar a bien morir" (Valencia 1669), dividido en dos partes, dedicando la segunda a dar consejos sobre cómo ayudar a morir a los sentenciados a muerte por la Justicia. (IO) l. de CIAURRIZ, «La orden capuchina en Aragón», Zaragoza, 1945, págs. 335-349 y 379-385.

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