BCCCAP00000000000000000001343

26 PRESENCIA ANTIGUA (1598-1835) 3. FUNDACION DEL CONVENTO CAPUCHINO EN ZARAGOZA. La Orden de los Hermanos Menores Capuchinos surgió en Italia, por iniciativa del franciscano Mateo de Bascio, deseoso de instaurar una estricta observancia de la Regla de San Francisco de Asís, volviendo al primitivo espíritu del santo fundador, ante el progresivo abandono de la pobreza integral. Esta reforma que se producía entre los franciscanos llamados en aquella época "observantes", fue autorizada el 3 de julio de 1528 por el Papa Clemente VII en la bula "Religionis zelus", y constituye una de las tres ramas que componen la primera Orden de San Francisco de Asís. La nueva Orden alcanzó gran difusión en poco tiempo. Un buen número de franciscanos "observantes" se pasaron a los capuchinos, al mismo tiempo que surgían abundantes vocaciones y se aumentaban las fundaciones de conventos. Cuando los iniciadores de esta reforma franciscana soñaron con marchar a otras naciones a implantar la Orden, se encontraron con las puertas cerradas, hasta que en mayo de 1574, el Papa Gregario XIII permitió a los capuchinos extenderse por cualquier parte del mundo. Su establecimiento en España se produjo en 1578, y a pesar de encon– trar serias oposiciones, fueron multiplicando sus conventos por Cata– luña, Valencia y Aragón. Al año de establecerse los capuchinos en Valencia, tuvo lugar la celebración del Capítulo Provincial de la Orden en Cataluña, en octubre de 1597. Allí se determinó la fundación de un convento capu– chino en Zaragoza, con la intención de que sirviera de camino para llegar a la Corte. Para esta fecha bastantes aragoneses habían ingresado en la Orden capuchina fuera de su tierra y brillaban en ciencia y santidad. Podemos citar algunos nombres. El P. Pedro Trigoso de Calatayud, nacido en esta noble población aragonesa el 21 de junio de 1533, estudió en las célebres Universidades de Salamanca y Alcalá de Henares. A los 23 años ingresó en la Compañía de Jesús, y después de trabajar muchos años en esta Congregación, se pasó a los capuchinos, en la Provincia de las Marcas, en Italia. Fue un elocuente predicador por todos los pueblos y ciudades italianas; regentó la cátedra de Teología en Bolonia y publicó varios tomos de teología, comentando a San Buenaventura. En las Provincias capuchinas de Cataluña y Valencia también llamaban la atención otros capuchinos como el P. Lorenzo de Huesca, gran maestro de novicios; el venerable P. Ignacio de Monzón que murió con fama de santidad y de milagros; y el siervo de Dios Fray Francisco de Daroca.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz