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184 PRESENCIA NUEVA (1929-1998) La primera expedición de misioneras se embarcó con dirección a Ecuador para trabajar con los capuchinos el 25 de diciembre de 1955. Este grupo estaba compuesto por las hermanas Juliana Oliden, Mª del Carmen Resino, Carmen Sanz y Marcelina Irure. Los terciarios siempre apoyaron con entusiasmo esta obra, confeccio– nando prendas, y recaudando dinero a través de tómbolas misionales. Desde aquella primera expedición, más de treinta y un:1 son las misio– neras que han pasado parte de su vida trabajando con los misioneros capuchinos en tierras ecuatorianas, prestando un ejempla: servicio como catequistas, enfermeras, maestras y profesoras de corte y confección en ambientes muy pobres. La crisis vocacional que en estcs últimos años afecta a la Iglesia también ha llegado a esta obra misionen. Son pocas en número las que trabajan en Ecuador y Colombia.(4) Hermandad Franciscana del Trabajo. Exponente máximo de compromiso apostólico social fue la crea– ción de la Hermandad Franciscana del Trabajo. Nació por inicia– tiva del P. Elías de Limonar y se desarrolló bajo su inspiración, aunque el "Libro de Crónicas" la considera como obra marginal de la Orden Tercera de San Francisco, según un acuerco tomado por dicha Orden el 28 de noviembre de 1948. Los fines de esta Hermandad Franciscana se reducían a tres: l. Llevar el espíritu cristiano al campo laboral. 2. Procurar la formación social de los trabajadores, orientándoles en sus intereses de clase. 3. Organizar, con carácter privado, una asistencia mútm. económica. La Hermandad comenzó a funcionar en los locales d~ la torre, pero pronto el elevado número de socios impuso el traslado e_ la calle Lapu– yade y allí instaló su domicilio social. Ante la dificultad de resumir en pocas palabras Lis incontables obras sociales realizadas por esta Hermandad, destaca::-emos las más importantes. Y ante todo hay que señalar que es la primera Hermandad de obreros que surge en Zaragoza. En su aspecto asistencial, además de los servicios de bar, peluquería y asistencia sanitaria, tenía un cuadro de médicos de todas las espe– cialidades a los que podían acudir los socios y sus famdares gratuita– mente, en una época difícil en que la Seguridad Soci3.l no cubría a todos los trabajadores. (4) VARIOS, «Presencia Capuchina en Zaragoza», o.e. págs. 33-40 y 51-69.
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