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166 PRESENCIA NUEVA (1929-1998) la dirección del P. Jerónimo de Motrico y la Escolanía de San Antonio de Zaragoza, con el P. Cristóbal de Eraul. A continuación celebraron otra misa solemne el Arma de Caballería con todo el Regimiento de Castillejos, honrando al apóE:ol Santiago. Apertura del Mausoleo a los italianos Serias dificultades económicas por parte del gobierno italiano fueron retrasando y modificando los planes de este grrn monumento. Según el plan primitivo, dicha torre debía alcanzar 80 metros de altura, pero se quedó en 42, perdiendo la gracia y esbe:.tez arquitectó– nica que se esperaba. En enero de 1946 habían sido trasladados los restas de los caídos italianos a este mausoleo. Se colocaron cada uno con rn nicho corres– pondiente y una placa con su nombre y apellido, e inclu&J con fotografía personal. Y una vez realizada esta operación, el 13 de jun~J de este mismo año, fiesta de San Antonio, quedaban abiertas oficialmente al público las arcadas y torre-mausoleo. Pronto comenzaron las peregrinaciones italianas a visitar a sus muertos. Con emoción y lágrimas en los ojos iban llegsndo numerosas madres viudas, padres ancianos que habían perdido a su hijo querido, hermanos, familiares y amigos. Los capuchinos siguen teniendo la obli– gación por contrato de atender a estas peregrinaciones y custodiar el monumento. Desde aquella fecha, el 2 de noviembr~, fiesta de los difuntos, se celebra una misa de funeral por los 2.889 muertos italianos cuyos restos descansan en este mausoleo, y por todos los caídos. Inauguración del convento capuchino. La construcción del convento pasó igualmente por momentos difí– ciles por razones económicas. Las exigencias del eml:aj ador italiano eran fuertes: 1 º La Provincia capuchina tendría que dar dos millone~ de pesetas. 2º El convento quedaría no obstante en propiedad del g-::>bierno italiano. 3º Tendría que construirse dentro del año 1944. 4º Los religiosos estarían obligados a dar albergue en d convento a los familiares de los caídos que vinieran a España y correría por cuenta de los frailes todos los gastos de conservación del convento, iglesia y mausoleo. Tras muchos diálogos y encuentros con la embaj3.da italiana se fueron suavizando estos problemas, y el 25 de marzo de 1945, el Supe– rior provincial de los capuchinos, P. Serafín de Tolosa, firmaba por fin,
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