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162 PRESENCIA NUEVA (1929-1998) gobernador de la provincia; el general Sueiro, el alcalde de la ciudad don Francisco Caballero, el general Urrutia; el presidente de la Diputación don Enrique Giménez; don Gerardo Alvarez de Miranda, presidente de la Audiencia Territorial; don Miguel Sancho Izquierdo, rector de la Universidad; y otras muchas autoridades zaragozanas y representaciones de entidades de la ciudad. También se encontraban presentes el P. Ignacio de F:implona, Supe– rior provincial de los capuchinos, acompañado de sm Definidores y varios Superiores de otros conventos capuchinos de Nav'arra. A las once y media en punto dio comienzo la santa misa oficiada por el P. Pietro de Varzi, ayudado por Fray Estanislao de Burlada. Al final de la eucaristía, el coro de los padres Agustinos interpretó un "Miserere". A continuación, el Nuncio de Su Santidc.d se revistió de pontifical y procedió a la bendición de la primera piedra con las preces del ritual. Tras la bendición, el jefe de protocolo de la Misión italiana extendió sobre la mesa el pergamino que estaba destinado a colocarse en la primera piedra de la torre-osario. Este pergamino esr:iba orlado con alegorías que significaban la historia de los soldados it:ilianos a través de los tiempos, y el escudo de España, Italia y Zaragoz.;., y como fondo una galera romana de Augusto. El texto del pergamino era el siguiente: « Reinando Víctor Manuel III, mientras Roma pugna contra los enemigos del derechc y de la fe, bajo los auspicios de Mussolini y Franco, con la bendición del Romano Pontífice Pío XII, esta obra de paz, a la costumbre de los Padres, para el incremento de la religión y la memoria de los legionarios italianos caídos en España, se levanta con romana grandeza el día 3 de mayo de 1942». Este documento fue firmado por las autoridades más importantes del acto allí presentes. El constructor de las obras, don Ángel Aísa Esteban, entregó al Sr. Nuncio la paleta de plata para que diese la primen paletada en la primera piedra de la construcción de la torre-osario. Acto seguido, varias autoridades tomaron la palabra. El embajador de Italia comenzó su discurso, recordando aquel epígrafe q·Jte dice: "España nunca olvida a quien por ella dio la vida". Como final de todo este solemne acto, la banda interpretó con vibrante emoción los himnos nacionales de Italia y Esp.;.ña. (2) (Zl VICTOR AZAGRA MURILLO, «El barrio de Torrero de Zaragoza y bos Capuchinos», OPI, Burlada (Pamplona), 1979, págs. 37-46.
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