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FRATERNIDAD DE SAN FRANCISCO DE ASIS (1929) 131 OBRAS CULTURALES. Al mismo tiempo que florecían todas estas varias asociaciones religiosas en tomo a la capilla de San Antonio, también hay que hacer mención de otras obras culturales y sociales al servicio de las necesidades del barrio. Centros de educación. La Iglesia está para servir según las necesidades de los tiempos. Muchas madres de este barrio de Torrero se acercaban a los capuchinos animán– doles a crear una escuela, por lo cual se decidió habilitar los sótanos de debajo de la capilla para este fin y se adquirió material escolar, gracias a la generosa ayuda del Ayuntamiento. El día 4 de octubre de 1929 se hacía la inauguración. Los niños admitidos eran de siete a ocho años y pertenecían a la parte derecha del canal. La enseñanza se impartía en forma gratuita, aunque tenían que pagar 5 pesetas al matricularse para gastos de material. En aquella escuela unitaria comenzó a sonar durante muchos años la voz joven del maestro Clemente Colón, cuya labor y entrega educativa durante cuarenta años le hace digno de los mayores respetos. Junto a este benemérito profesor estaba Fray Lorenzo de Híjar. La comunidad religiosa sufragaba los gastos de la enseñanza, material y pensión de los profesores. El Ayuntamiento ayudaba con la cantidad de 3.000 pesetas mensuales. Muchos son los niños que se beneficiaron de esta escuela, recibiendo junto a su formación humana la instrucción religiosa para ser buenos cristianos. Con el paso de los años los capuchinos transformaron la Escuela de San Antonio en una "Escuela de Patronato», subvencionada por el Estado, y animó al grupo de profesores a crear la "Academia de San Antonio". Se instaló en la finca adquirida por el Patronato Social Católico de Torrero, en la calle Alicante núm. 40. Allí se cursaba Ingreso, los tres primeros cursos de Bachiller, Comercio, Mecanografía, Taquigrafía y Contabilidad. Se inauguró el 4 de octubre de 1957. La Academia de San Antonio era el primer Centro de Torrero donde se podía cursar el Bachillerato. La dirección docente y espiritual corría a cargo de los capuchinos, y los responsables de la parte económica eran los Hombres de Acción Católica. Tuvo un gran éxito en el barrio, pero resultaba muy cara para algunas familias humildes, y además los alumnos debían examinarse en el Instituto. Todo esto motivó el que los capuchinos pensaran en crear una "Sección Filial". Las Secciones Filiales habían nacido el año 1956 con el deseo de llevar el Bahillerato Elemental a los niños de los barrios de las grandes ciudades.

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