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LOS CONVENTOS CAPUCHINOS DE ARAGÓN 87 La predicación en la ciudad y pueblos cercanos. La atención a los enfermos y moribundos. Parecía que siempre había un interés especial por "ayudar a bien morir". Otros religiosos trabajaban en la huerta, en los servicios domésticos de casa y en el humilde oficio de limosnero, recorriendo las casas y los pueblos para conseguir una ayuda para vivir. En 1661 se abrió una calle que desde la puerta de Zaragoza condujese al convento de Capuchinos; la hicieron los frailes de dicho convento por su cuenta, con la condición de que les habían de dar a predicar seis cuaresmas. 5. El Colegio de Misioneros de Borja El sencillo convento de capuchinos se convirtió el año 1765 en un Colegio de misioneros, con lo cual adquirió una categoría y preferencia sobre toda la Pro– vincia Capuchina de Aragón. No se trataba de formar a los capuchinos para ir a Misiones. Se trataba más bien de una casa de retiro, para ganar en observan– cia regular, y al mismo tiempo, de que fuera un centro de estudios, mirando a elevar el ministerio de la predicación y la pastoral entre el pueblo. En definitiva, se aspiraba a formar mejores religiosos y más hábiles para anunciar el evange– lio. Por iniciativa del Superior General de la Orden Capuchina, a partir de 1760 se fueron creando estos "Colegios Misioneros" por todas las Provincias de España. Por desgracia, no cuajaron todos los frutos de renovación que se esperaba por la brevedad de su existencia. Desde 1890 no hubo tranquilidad para que esta institución se consolidara. 6. El convento en tiempos de guerras En varias ocasiones, con motivos de guerras, aparece el Convento de Capu– chinos convertido en fortaleza. Por ejemplo, "el día 7 de octubre de 1705 el Conde de Sástago se presentó con 9.000 hombres ante la ciudad de Borja y como ofre– cía resistencia, «el primer punto que atacaron el día 8 al amanecer fue el Conven– to de Capuchinos que defendía D. Benito Navarro San Gil con 50 hombres, des– pués de haberlo cañoneado». Con motivo de esta guerra la población disminuyó notablemente. En 1714 «eran 654 vecinos, descompuestos en 38 eclesiásticos, 119 religiosos, y los demás seglares; los religiosos correspondían: 8 a San Pedro Mártir, 34 a San Francisco, 24 Agustinos Descalzos, 15 Capuchinos, 44 a Santa Clara y 24 a la Concepción. De estos 654 vecinos, más de 300 eran pobres de solemnidad, según afirma el Corregidor en un informe que se le había pedido sobre los pobres».
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