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86 CONVENTO DE BORJA • El convento Estaba adosado a la iglesia en forma de cuadrilátero. Como en todos los con– ventos, nunca faltaba un patio interior con un pozo para sacar agua de beber. Todavía se conserva el de Borja. El edificio se componía de un piso bajo y una planta, en torno al patio. La cons– trucción era de argamasa o de ladrillo, según las regiones. En el convento había numerosas celdas individuales para cada religioso, con una pequeña ventana. Cel– das especiales para huéspedes, enfermería, servicios de la casa, como sastrería, rope– ría, etc. Salas para la biblioteca, comedor y reuniones fraternas. Nunca faltaba una amplia y bien orientada solana para pasear y descansar en los días de invierno. • El huerto y el bosque El huerto o huerta era un elemento muy necesario para la subsistencia. Por eso, los capuchinos edifican teniendo presente este aspecto. El convento de Borja también poesía una huerta no pequeña, que fue puesta en venta con la Ley de Desamortización de 1835. 4. Vida religiosa y actividades apostólicas La comunidad capuchina de Borja estaba compuesta, según la estadística de 1755 por 18 religiosos, de los cuales, 12 eran sacerdotes predicadores, 1 sacerdo– te simple, 1 clérigo y 5 hermanos no clérigos. Aunque existían estas clases, todos quedaban unificados bajo el apelativo de Fray o hermano. Presidía la Comunidad el llamado Guardián o Superior. Así por ejemplo, cons– tan algunos nombres de capuchinos que ocuparon el cargo de Guardianes en el convento de Borja: 1625, P. Buenaventura de Calatayud 1633, P. Diego de Tudela 1755, P. Tomás de Caspe 1830, P. Pascual de Lechago; Vicario, P. Clemente de Albalate 1833, P. Simón de Zaragoza; vicario, P. Félix de Calanda_17l Todo el día estaba marcado por un estricto horario con tiempos abundantes de oración personal y litúrgica, tiempos de trabajo y de actividades apostólicas. Los ministerios más normales que ejercieron los capuchinos de Borja desde principios del siglo XVII fueron el culto en la Iglesia y el fomento de devociones como el ejercicio del Vía Crucis en Cuaresma y la celebración de las 40 Horas con exposición continua y terminación con procesión solemne. 7. Tarsicio de Azcona, "El Convento Capuchino de Borja". Colección OPI, Pamplona, 1996.
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