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LOS CONVENTOS CAPUCH INOS DE ARAGÓN 71 planta la cabeza del fiero dragón; desnudo se encuentra el precioso Niño pisan– do el pie derecho de la imagen, como forcejeando para desasirse de sus brazos para ir al seráfico san Francisco, arrodillado más abajo. La construcción de esta capilla se debió a la piedad de Miguel Simón. Esta ermita era muy visitada por los fieles. "Existe una buena huerta, muy bien cultivad::1, con muchos árboles y parras. De ellas sacan los religiosos la mayor parte del sustento; por el interior. pasa una acequia grande procedente del famoso estanque." 3. Vida y actividades de los capuchinos Según el autor de 'La Tesorera': moraban en El convento de 16 a 18 religiosos. El rasgo que más destacan de los capuchinos les cronistas de aquella época es su pobreza, austeridad, vida de oración, predicación popular y compromiso valiente con el pueblo para defender sus intereses, como lo pusieron de mani– fiesto en la guerra de la Independencia, cuando Alcañiz fue destruida violenta– mente por las tropas de Napoleón el 26 de enero de 1809. Famoso se hizo el capuchino padre Zabat metido en plena guerrilla y el padre Bruno de Aliaga que fue arcabuceado, dejándolo colgado de la bóveda de piedra del puente de entrada a la ciudad. Cuenta Bono Serrano dos sucesos que le impresionaron de aquella guerra. "A la entrada del puente, vi a un capuchino lego, colgado de la bóveda. La madre de aquel infel iz, llamada Bruna, se defendía y pugnaba con todas sus fuerzas para impedir que otras compasivas mujeres, le alejasen del pavoroso sitio ... " El segundo suceso fue que, "al llegar frente a la iglesia de los Capuchinos, vimos dos religiosos difuntos, muy bien conservados, sacrílegamente extraídos del humilde panteón del convento por los franceses que estaban de avanzada. Los esqueletos aparecían de pie, uno frente al otro, a la puerta del templo, con un pliego de papel en la boca, liado a manera de cigarro, y con sendos palos muy largos y gruesos en la mano, a guisa de fusiles, cua l si estuvieran los dos muer– tos haciendo centinela"_i3l Un buen resumen de la vida de estos capuchinos de Alcañiz lo hace el hi sto– riador Eduardo Jesús Taboada Cabañero con estas elogiosas palabras «Los frailes mendicantes educaban con el ejemplo; su ascetismo era la mejor lógica para atraer almas extraviadas, como fue su valor, poderoso adcate que movió al pueblo contra la tiranía extranjera; prefirieron morir a respetar un gobierno intruso y egoísta. 3. Bono Serrano, en "El Bajo Aragón", nº 21, fecha de 25 de enero de 1868.

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