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LOS CONVENTOS CAPUCHINOS DE ARAGÓN 37 parar fuera de la plaza contra todo el orden regular, alabando todos al Señor por aquel prodigio"_l2 1 3. Edificación de un nuevo convento La obra del nuevo convento se empezó el año 1607 y se terminó el 5 de mayo de 1609. Fue construido por la generosidad del matrimonio Sres. Martín Mejandre e Isabel Lezcano. El terreno de los Capuchinos estaba situado en lo que hoy es calle del Poeta Joaquín San Nicolás Francia n.º 14-16-18, cerca de la iglesia del Santo Sepulcro. Era un lugar muy propicio, según la legislación de la Orden, situado fuera de la ciudad y con posibilidad de mantener una huerta y un ambiente de soledad para la oración. En honor a su fundador, llamado Martín, el convento fue dedica– do a San Martín de Tours, y el sello llevaba la imagen del Santo, dando parte de su manto a un pobre, como de ordinario suele pintarse.i3 1 El famoso pintor José Luzán, maestro de grandes pintores como Bayeu y Francisco Gaya, se encargó de adornar la iglesia con algunos de sus preciosos óleos, como cuentan en su vida. Ignoramos cuáles eran y donde están. Lo mismo hizo con los capuchinos de Ejea. 4. Actividades apostólicas Aunque la ciudad de Calatayud en aquella época estaba muy bien atendida espi– ritualmente por la presencia de numerosos conventos y parroquias, los capuchinos aportaron la vivencia de su carisma franciscano capuchino: Atención a los fieles en la iglesia, mediante la celebración de la eucaristía, ejercicios piadosos y el ministerio del confesionario. Visitas a los enfermos y atención a los pobres que llamaban a. la portería; y sobre todo, la predicación popular por toda la comarca de Calatayud. Como fruto de esta predicación, los capuchinos fueron cada vez más conoci– dos y apreciados, y así se comprende que en pocos años lograran fundar con– vento en dos poblaciones cercanas: Ateca y Aranda de Moncayo. 5. Capuchinos de Calatayud Fueron 13 los Capuchinos naturales de Calatayud que trabajaron por la Orden en aquella época. Yaunque no perteneciese a la Provincia de Aragón, no podemos menos de recordar la figura de un ilustre capuchino, el padre Pedro de 2. Ajofrín, Vida de San Lorenzo de Brindis, Cap. IV, nº 12 3. lldefonso de Ciáurriz, La Orden Capuchina en Aragón, Zaragoza, 1945, Pág. 23

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