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30 CONVENTO DE TARAZONA Expuesta la idea al Provincial, el P. Juan de Alarcón, aceptó éste la nueva fun– dación y envió a Fray Pedro de Barbastro y a Fray Antonio de Nápoles para ges– tionar la fundación. Se hospedaron estos religiosos en el convento de francisca– nos. En muy pocos días se consiguió la licencia de fundar. Era el 31 de octubre de 1599, siendo obispo de Tarazana el Sr. D. Diego Yeppes. Se comenzó la edificación del convento, cuya primera piedra puso el Obispo Fray Diego de Yeppes, «pocos días después del nacimiento del Hijo de Dios del año 1600». 11 i Este era el segundo Convento Capuchino que se fundaba en Aragón. Mientras se realizaban las obras de construcción del convento, los Capuchi– nos residieron provisionalmente en una casa del Sr. Aldovera, junto al Convento de Concepcionistas, y después, en unas casas de Don Juan de Falces, en la calle de Tudela. Estuvo encargado de la obra Fray Querubín de Nápoles y el 12 de enero de 1603 entraron los religiosos en el nuevo convento, permaneciendo en él hasta la expulsión de 1835. El titular del Convento era el Patriarca San José. Este fue el segundo convento de Aragón. 2. Fundador del Convento El Fundador D. Miguel de Ortí era un arcediano de Tarazana que, por una parte amaba mucho a los capuchinos, pero a la vez les dio algunos disgustos. Era un personaje muy amigo del fausto y con aires de gran señor. Por eso, al recibir el título de Fundador del convento, quiso manifestar su ostentación. "Dotó a la sacristía de ornamentos de seda, cuando en los demás c-:mventos sólo se admi– tían los de algodón; hízose labrar un suntuoso sepulcro de mármol, sobre el que se alzaba la gallarda efigie del arcediano en elegante traje, y lo hizo colocar en la capilla mayor de la iglesia. Ahora bien, todo esto estaba en violenta oposición con la santa simplicidad capuchina, tan celosamente defendida por toda la Orden en aquellos tiempos". 121 En la primavera de 1603, el General de la Orden Capuchina, san Lorenzo de Brindis, llegó a Tarazana para celebrar la visita canónica de aquel convento. Al contemplar esta fastuosidad en la iglesia, salió con honda pena y corrigió severa– mente a los religiosos que lo habían permitido; y meses más tarde, el 20 de junio de 1603, al celebrarse el Capítulo Provincial, volvió a condenar este hecho y l. Sanz Artibucilla, José María, Historia de Tarazana, tomo 11, Pág., 210-211. Ed. 1929. 2. Celestino de Añorbe, 11 Antigua Provincia Capuchina de Navarra y Cantabria 11 , Pamplona, 1951, Ed. Verdad y Caridad, Pág. 26.

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