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240 FRATERNIDAD DE VALDEFIERRO Todo esto ha supuesto muchas horas de viaje y de encuentros con la juven– tud. El fruto más inmediato ha sido el aumento de los Grupos de Jufra y el buen servicio que han prestado a muchas de nuestras parroquias, cuyos sacerdotes se encuentran limitados y con dificultades para atender a la juventud. Por otra parte, siempre queda la esperanza de que broten vocaciones de esos grupos franciscanos, que sienten entusiasmo por vivir la espiritualidad de Fran– cisco de Asís. También hay que destacar que esta Fraternidad Capuchina de Valdefierro, sin abandonar las tareas parroquiales, ha optado por convertirse en una casa de acogida, abierta a todos. En este sentido son bastantes los grupos de la Juventud Franciscana (Jufra) que se reúnen allí para celebrar sus convivencias de reflexión y oración. Igualmente, casi todos los fines de semana son recibidos en la Fraternidad un pequeño grupo de jóvenes que están en plan de recuperarse de su drogodepen– dencia, siguiendo el Proyecto Hombre de Zaragoza. 6. Final de los capuchinos El futuro de la parroquia de Valdefierro se veía incierto, ya que a raíz de la celebración del Capítulo Extraordinario en junio de 1997, el Superior Provincial solicitó al Sr. Arzobispo el abandonar la responsabilidad de dicha parroquia, por– que se pensaba en una Fraternidad Capuchina de inserción, con una dedicación plena a la gente marginada. Pero ante la escasez de sacerdotes diocesanos, el Arzobispo insistió en que siguieran al menos por un año. Finalizado este periodo, en el verano de 1998, el Sr. Arzobispo de Zaragoza nombró un nuevo párroco diocesano y los capuchinos se vieron libres de cargos parroquiales. La mayoría de los que formaban esta Fraternidad se trasladaron al barrio zaragozano de Movera para iniciar la experiencia de convivir con un grupo de marginados sociales. A pesar de este fuerte cambio de personal, el Superior Provincial decidió mantener la presencia capuchina en Valdefierro, enviando nue– vos religiosos, quienes en cierto modo siguen prestando una ayuda valiosa y voluntaria a los servicios parroquiales. La presencia de los capuchinos en este barrio de Valdefierro terminó el año 2000. Al ser una casa de tres pisos y completamente nueva, se pensó en darle un destino social. Tras varios intentos de Entidades Sociales, fue la Asociación Ain– karén quien la tomó, pagando un moderado alquiler a los capuchinos, con la finalidad de establecer allí una "Casa cuna" para atender a las madres solteras y sin apoyo familiar. El 30 de junio de 2001, el Arzobispo de Zaragoza, Don Elías Yanes, bendijo e inauguró esta Casa Cuna "Madre Teresa", ocupando la antigua

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