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LOS CONVENTOS CAPUCHINOS DE ARAGÓN 231 La vida sacramental también era muy pobre. Los grandes templos parroquia– les, verdaderos congeladores durante casi todo el año y la frialdad religiosa de los feligreses, hacían que los actos de culto, a pesar de las buenas cualidades musicales de los religiosos que los dirigían, no fueron atractivo suficiente para la mayoría. Toda la actividad parroquial estaba organizada conjuntamente con los sacer– dotes de la zona, con los cuales se reunían mensualmente para organizar y ani– mar las respectivas parroquias. Esto y el funcionamiento de los Consejos Pasto– rales en algunos pueblos, eran los únicos apoyos para nuestros religiosos. La enfermedad de algunos religiosos de esta pequeña Fraternidad y la falta de personal para sustituirles y seguir atendiendo las parroquias, parece que fue la causa principal por la cual el Ministro Provincial, P. Miguel M. Andueza, se vio obligado a suprimir esta Fraternidad y sus actividades parroquiales, el año 1992, antes de terminado el contrato existente con el obispado sobre la permanencia en Allepuz. Aunque las crónicas no reflejan muchas actividades y números sobre estas parroquias, hay que destacar que el mejor apostolado que hicieron los capuchi– nos en esta pobre zona rural fue el de "saber estar" con la gente humilde, convi– vir con ellos, escucharlos y caminar a su lado en las horas de alegría y dolor. El testimonio que dejaron de personas sencillas, amables, acogedoras, serviciales y alegres lo siguen recordando sus gentes y los sacerdotes que convivieron con ellos en esa zona pastoral.

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