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LOS CONVENTOS CAPUCHINOS DE ARAGÓN 171 mantuvieron una escuela de enseñanza con una matrícula de 35 niños. Yduran– te los meses del invierno, organizaban una escuela gratuita, a la que acudían 30 adultos.1 31 La predicación popular. En Híjar y en toda la comarca del Bajo Aragón, los capuchinos fueron incansables predicadores del Evangelio, especialmente en las cuaresmas y fiestas patronales. El convento de Híjar siempre tuvo buenos predica– dores como los religiosos Basilio de Gea, Leonardo de lroz, Esteban de Zudaire, José de Castelserás, etc. En un informe sobre la predicación de los capuchinos de Híjar durante los años 1909 a 1912 se hacen constar las siguientes cifras: Misiones populares: 14. Ejercicios Espirituales: 9. Novenas: 4. Tríduos: 3. Cuaresmas comple– tas: 10. Semanas Santas: 5. Conferencias científicas: 5. Sermones sueltos: 218.1 41 Escritores. Por un tiempo residió en el convento de Híjar el popular escritor P. Ángel de Abárzuza, colaborador en revistas y autor del libro de cuentos "Colorín colorado': y de un breve Via Crucis escrito en verso, que durante muchos años ha sido el más empleado, especialmente en todas las iglesias capuchinas. Había gente que se lo sabía de memoria. 6. Bellos proyectos que nunca se realizaron Hay dos proyectos que los capuchinos siempre abrigaron como un sueño para ser más eficaces al servicio de Híjar y de la Orden Capuchina. Son los siguientes. ViYir dentro de la Yilla de Hijar. Los capuchinos se sentían muy alejados de la gente, a unos dos kilómetros, lo cual resultaba molesto para los muchos fieles, a veces personas mayores, que se tenían que desplazar andando para participar en los actos religiosos. En 1918 pareció próxima realidad el establecimiento de los capuchinos dentro de la villa. Pusieron los ojos en la iglesia de San Bias. El clero no parecía oponerse y también la idea agradaba al Ayuntamiento, pero surgió la dificultad de que tenían que instalar allí un centro de enseñanza. Fundar un Seminario Capuchino. Los Superiores Provinciales sentían la res– ponsabilidad de cultivar vocaciones para la Orden Capuchina en el territorio de Aragón, donde en siglos pasados existieron muchas. Pensaron que el convento de Híjar podría ser un lugar muy apropiado para que los niños aragoneses desa– rrollaran en él su vocación religiosa. En 1921 se dio como hecha la realización de este proyecto, y hasta la Hoja Parroquial de Híjar publicaba el 2 de enero de ese año con gran gozo el comienzo próximo de las obras. Pero tampoco se realizó. 3. "Estadística de la Provincia Capuchina de Navarra-Cantabria-Aragón, Pamplona, 1928. 4. "Fecunda Parens"... 50 años de vida de la Provincia Capuchina (1900-1950) Pamplona, 1951.

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