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LOS CONVENTOS CAPUCHINOS DE ARAGÓN 167 puesto que la Iglesia y el solar se consideraban propiedad del obispado, el mismo señor Arzobispo concedía a los capuchinos el usufructo de ambos, reser– vándose la propiedad condicionada a que todo volviera a la mitra en caso de que la Orden lo abandonara alguna vez. En marzo de 1903 se bendijo la primera piedra de la nueva fundación. 2. Primera comunidad capuchina En un informe del periódico aragonés ''El Noticiero" se afirma: "El 9 de marzo de 1903 llegaron a esta villa de Híjar, procedentes de la resi– dencia de Tudela, los Hermanos Capuchinos Fray Fernando de Pamplona y Fray Marcos de Guembe, con el exclusivo objeto de dar principio a las obras del con– vento, que sobre las ruinas del que fue un día de los Franciscanos Menores, van a fundar los Padres Capuchinos. Al dia siguiente, en presencia de numeroso público, se dio comienzo a las obras del convento"... (El Noticiero, 15 de marzo de 1903) La primera comunidad conventual quedaba constituida el 15 de julio de 1903 con los siguientes capuchinos: - P. Basilio de Gea de Albarracín, Superior - P. Antonio de Calamocha - Fray Fernando de Pamplona - Fran Marcos de Guembe La tarea principal durante estos primeros meses fue la restauración de la iglesia y construcción del convento, donde los vecinos de Híjar trabajaron con gran ilusión, animados por la presencia de estos religiosos. Las obras trascurrieron con gran rapidez de forma que el 2 de febrero de 1904 los capuchinos comenzaron a celebrar los cultos religiosos en la iglesia, después de haber reconstruido todos los altares, desescombrar el suelo y renovar las paredes. 3. Descripción de la iglesia Un buen testigo hijarano, don Mariano Laborda, que siendo niño asistía con frecuencia a la iglesia de los capuchinos, describe en su obra ya citada, "Recuerdos de Hijar" detalles interesantes de esta iglesia: "En la fachada principal de la vieja iglesia había tres hornacinas, ocupada la central por una antigua estatua de piedra de la Virgen María ... La iglesia, bastan– te grande, con amplio presbiterio, tenía cinco altares: El mayor dedicado a la Reina de los Ángeles, con san José y san Antonio de Padua en hornacinas latera– les; y los restantes altares al Sagrado Corazón de Jesús, Inmaculada, San Francis-

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