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166 CONVENTO DE LOS CAPUCHINOS EN HIJAR Superior Provincial de los Capuchinos Fray Pedro de Usún, solicitándole la fun– dación de un convento en Hijar. En dicha instancia se afirmaba entre otras cosas: "....abrígase la convicción de que el vecindario construirá el convento ... Un regis– tro abierto en esta Alcaldía indica que en jornales de peón, en caballerías y carros de piedra y yeso no habrá que emplear ni un solo céntimo, pues sobra con exce– so con los que voluntariamente se han inscrito para trabajar en las obras". 11 i Las primeras listas de bienhechores ascendieron a más de 200, y a las peti– ciones que hizo el Alcalde, vino a sumarse la del Arcipreste y clero de Híjar. Tam– bién se comprometían a colaborar los niños y niñas de las Escuelas Nacionales y del Colegio de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Estos detalles expresan la gran generosidad de la villa de Hijar y el deseo que tenían de recibir a los capuchinos. La iglesia del antiguo convento de los Franciscanos se conservaba en pie, aunque un poco deteriorada y estaba dedicada a Santa María de los Ángeles. En cambio el convento yacía envuelto en ruinas; y junto a él, existía una hermosa huerta, con privilegio de riego. Después de la Ley de Desamortización todo este conjunto pasó a propiedad del municipio en 1883. Ante la solicitud del Alcalde y vecindario, el Superior Provincial de los Capu– chinos, Pedro de Usún, envió a inspeccionar el terreno y a dialogar con las auto– ridades de la villa a los religiosos Arcángel de Sesma y Mariano de Pamplona. Fueron hospedados en casa del sacerdote don Manuel Espinosa, y era tal la ale– gría que suscitaron su presencia en la villa que los mozos hijaranos comenzaron a cantarles jotas con esta letrillas tan inolvidables: Franciscano que has venido un convento aquí a fundar, está firme y convencido que se ha de hacery se hará. Pobres, ricos y hombres, todo Hijar ayudará, pues cuanto en Hijar prometen, cumplen con puntualidad. Ante los informes tan favorables recibidos por estos capuchinos, se hicieron los trámites de fundación, y el 5 de diciembre de 1902 expedía el P. General de la Orden Capuchina la autorización para fundar en Hijar. El 27 del mismo mes daba su consentimiento el Arzobispo de Zaragoza don Juan Soldevilla y Romero. Y l. Laborda Gracia, Mariano, "Recuerdos de HIJar", Zaragoza, 1980.
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