BCCCAP00000000000000000001342
LOS CONVENTOS CAPUCHINOS DE ARAGÓN 133 giosos. No hay testamento un poco importante, en donde no haya una manda, mayor o menor, en beneficio del convento_l 4l El titular del convento era San Francisco recibiendo las sagradas llagas. 2. Vida y apostolado de los capuchinos Los capuchinos fueron a Albalate principalmente a vivir su vocación religiosa, dar testimonio franciscano de pobreza, austeridad de vida y caridad fraterna, y ejercer su ministerio de servicio y evangelización a la villa. Cuenta el historiador Bardavíu: "Es la villa de Albalate un pueblo de mil veci– nos, con Iglesia parroquial y Capítulo de diez y ocho individuos de número. Resi– den, al presente, catorce, suficientes para cumplir todas las obligaciones, y man– tenerse solamente con decencia, por sus cortas rentas. 'Tiene dicho pueblo, al portal de San Antonio, un convento de Padres Capu– chinos de veinte individuos, suficientes para la predicación, confesionario y asis– tencia de moribundos. Dicha comunidad se mantiene en su mayor parte, con las limosnas, misas y sufragios que recogen en dicho pueblo" 15 i De estas afirmaciones se deduce que los capuchinos eran una Comunidad bas– tante numerosa; que sus tres principales apostolados eran la predicación, el confe– sionario y la atención a los moribundos. Yfinalmente, que vivían de limosnas. La Comunidad se iba renovando con las salidas y llegadas de nuevos religio– sos. Según una lista del Capítulo Provincial celebrado en el convento de Capuchi– nos de Cogullada en los últimos años antes de la Ley de Desamortización, fueron elegidos Guardianes o Superiores del convento de Albalate del Arzobispo los siguientes capuchinos: En 1825, el P. Antonio de Berge; en 1829, el P. Pascual de Caspe; en 1832, el P. Juan de Martín; y el 1833, el P. Domingo de Berge. 16 i 3. Acción caritativa con los apestados A los pocos años de la fundación, a primeros de julio de 1648, los Capuchi– nos pusieron de manifiesto su ardiente caridad, atendiendo a los enfermos en la gran peste que asoló a la villa. Muchos religiosos murieron víctimas del contagio por atender a los apestados. Como esta peste se fue extendiendo por todos los pueblos de Aragón, el com– portamiento de los capuchinos en los lugares donde estaban presentes fue heroi- 4. Vicente Bardavíu, o. c. Pág. 662. 5. Vicente Bardavíu, o. c. Pág. 312. 6. V. Bardavíu, o. c, Pág. 664.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz