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126 CONVENTO DE TAMARITE DE LITERA rentaba transportar materiales o productos del campo, estableciéndolos en las habitaciones bajas de su casa, previamente preparadas y habilitadas al efecto. En esta situación vivieron los Capuchinos un periodo de casi 10 años, sin conseguir la licencia canónica para fundar. 111 • Licencia de fundación La licencia para fundar el convento de Tamarite se consiguió el 1 de mayo de 1632, siendo obispo de Lérida, a cuya jurisdicción pertenecía este pueblo, el Sr. D. Pedro Antonio Serra_l 21 2. Fundación del convento e iglesia El Sr. Jaime Maúll hizo derribar 14 casas y un molino de aceite de su propie– dad, y sobre el solar, situado en el punto de la calle del Torrente que le corta la calle Mayor y confluye en el mismo punto la calle de Caballeros, mandó edificar el Convento, que fue bendecido e inaugurado por el obispo de Lérida. El Convento estuvo dedicado a San Francisco de Asís y ostentaba en su sello dicha imagen. Figuraba como Fundador del mismo D. Santiago Maúll y Cerbe– llón. El Convento contaba con una iglesia sorprendentemente espaciosa, constitui– da por una sola nave, con el coro sobre la puerta de entrada y, a la altura del mismo en los laterales, había unas celosías desde las que la comunidad podía seguir las celebraciones litúrgicas sin salir de la clausura. Junto al presbiterio se ubicaba un recinto cerrado para que los religiosos pudieran participar del culto, sin mezclarse con el resto de los fieles, comunicado con la iglesia por una reja que tenía una pequeña ventana practicable para poder impartir la comunión, sin que los del recinto tuvieran que abandonarlo. La arquitectura de la iglesia no tenía méritos relevantes. Estaba estructurada en rectángulo de paredes lisas, de las que salían unos contrafuertes planos, a modo de columnas insinuadas tan sólo unos centímetros en los laterales y que continuaban en la bóveda de medio cañón, aparentando unos arcos románicos, todo ello enjalbegado. El propio fundador había dotado a la nueva comunidad con los recursos sufi– cientes para su manutención y, para ello, le había asignado anualmente 500 cán– taros de vino, 500 libras de carne, 15 arrobas de bacalao, 20 cahíces de trigo, 30 l. Joaquín de Carpi Cases, El Tamarite de nuestros abuelos", Barcelona, 1976, Pág. 62. 2. Ricardo del Arco, La Iglesia Colegial de Tamarite de Litera, Huesca, 1922, Pág. 25.
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