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122 COVENTO DE TERUEL El padre Alberto Faci describe la imagen e iglesia en estos términos: «Es la santa imagen de purísimo alabastro, tiene túnica ... es alta, algo más de tres palmos. Está en pie sobre un trono de nubes ... Tiene la santa imagen del Niño Jesús en sus brazos... La hermosura y belleza de Nuestra Señora es admi– rable atractivo de la devoción ... La Iglesia de Nuestra Señora se reedificó en el año 1708, a expensas de la pie– dad de aquella ciudad; puede llamarse por su capacidad y hermosura muy sun– tuosa. Compónese de nueve capillas, las cuatro colaterales y el altar mayor donde está colocada la imagen en un nicho graciosísimo...»." 1 Un manuscrito del siglo XVIII dice que en Villavieja estaba «la casa de retiro y recreación de los Obispos y ejercicios para los eclesiásticos». También estuvo en Villavieja el Seminario Conciliar hasta el 1769 en que pasó a ocupar el edificio de los Jesuitas, expulsados de España. La propiedad de la iglesia y residencia de Villavieja pertenecía a la Cofradía de la Sangre, quien la administraba y la iba dejando a diversas entidades religiosas para sus fines espirituales. Al encontrarse los Capuchinos sin convento, en 1816 la cedieron a estos religiosos que se encar– garon de promocionar el culto a la Virgen de Villavieja, tan querida por el vecin– dario. Todavía se conserva una tradición que tiene su origen en los Capuchinos de aquella época. Se trata del «Sermón de la tortilla». Al día siguiente de Pascua, se reunían los turolenses en Villavieja, junto al convento de Capuchinos, en una her– mosa alameda para celebrar la despedida del «Padre Cuaresmero», que había estado predicando a lo largo de la Cuaresma. Era una fiesta campera, en que des– pués de escuchar la homilía del sacerdote, se organizaba la merienda en la que no podía faltar la tortilla de ajos tiernos, la longaniceta de Pascua y la mona o rosca. La fiesta se sigue celebrando en nuestros días y ha quedado grabada para siempre en la jota que dice: «iQué sería de Teruel! si le quitasen los Amantes, el sermón de las tortillas y la vaquilla del Ángel». S. Los capuchinos dejan Teruel Pocos años vivieron los Capuchinos en Villavieja, ya que en 1835, con la Ley de Desamortización, tuvieron que abandonar la ciudad. Más tarde, en 1867, la 7. Roque Alberto Faci, Aragón, reino de Cristo y dote de María Santísima, Zaragoza, 1979, Pág. 207-209.

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