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1 ° San Francisco prefiere su Regla a las demas legislaciones monásticas. La firme voluntad de san Francisco de no consentir en su Orden más que la norma de vida por él escrita, ¿no es indicio de que en ella encontraba algo que no hallaba en las restantes, precisamente su carácter gravemente obligatorio? Sin detenernos a examinar la incongruencia de tal razona– miento, pues, según explayaremos más adelante, en el siglo XIII creían muchos religiosos que sus respectivas legislaciones obli– gaban sub mortali, es cierto que en su Regla veía el Santo algo importante, diverso de las demás: el ideal. En el típico episodio de la lucha entre los letrados y san Francisco durante el Capítulo de las Esteras, al proponerle aquellos como modelo de vida a san Benito, san Agustín o san Bernardo, los rechazó indignado, porque hubiera sido traicionar a Dios, que llamaba a los frailes menores a la sencillez y humil– dad 02). No habla de obligatoriedad sino de ideal, a pesar de dispu– tarse entonces mucho sobre aquella en otras religiones. Y el suyo no era el mismo que el de los mencionados santos. Celano cuenta cómo, al aconsejarle el Cardenal de San Pablo que se hiciese monje o eremita, san Francisco se opuso, porque« altiore desiderio ferebatur » ( 13) : el deseo de la renuncia absoluta a todos los bienes de la tierra, la predicación de penitencia por el mundo y la íntegra actualización del evangelio (14). 2º Visión sobre la Regla. Narra Celano que, cuando se trataba de confirmar la Regla Bulada, tuvo el Santo la siguiente visión: contempló cómo él mismo tomaba pequeñísimas migas de pan, a fin de alimentar a sus hijos. Temiendo que se le cayesen de las manos, oyó una voz que le ordenaba formase con ellas una hostia, para ofrecer alimento a cuantos lo desearan. Siguió el consejo. Los que no la recibían devotamente o la despreciaban, aparecían inficiona– dos de la lepra. No comprendiendo el significado de lo ocurrido, al día siguiente, cuando estaba entregado a fervorosa oración, escuchó una voz que le dijo: « Francisce, inquit, micae noctis (12) « Dominus vocavit me per viam. simplicitatis et humtlitatis ... et ideo volo quod non nominetis mihi aliquam regulam neque sancti Bsnedicti neque sancti Augustini neque sancti Bernardi neque aliquam viam et formam vivendi praeter illam quae mihi a Domino est ostensa misericorditer et donata » (Speculum perfectionis, c.68, p.131s). Otro episodio que muestra el ideal diverso de san Francisco cfr. CELANO, Vita secunda sancti Francisci, n.188, p.237s. Por otra parte, probablemente el Seráfico Padre conoció la Regla de san Benito. Cfr. LAMPEN W., O.F.M., Utrum S.P.N.Franciscus cognoverit Regulam S.Benediéti, en Archivum Franciscanum Historicum 17(1924),445-448. (13) CELANO, Vita prima sancti Francisci, n.33, p.26. (14) CELANO, Vita secunda, n.216, p.254; cfr. n.188, p.237s. 34
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