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a) Argumentos de Bruno Chassaing. Para él es clara la actitud del Fundador. Según expusimos en otro lugar, un doble hecho la manifiesta: la oposición de los Cardenales a la aprobación de la Regla Primitiva y la de fray Elías y los ministros en Fonte Colombo. 1 ° Los Cardenales se oponen a la aprobación de la Regla Primitiva. La Regla de los Cartujos, dice, es más rigurosa que la fran– ciscana. ¿Cómo explicar, pues, la oposición de los prelados de la Iglesia, que tenían a ésta como imposible de actualizarse, si ya existían otras Ordenes más rigurosas que la fundada por san Francisco? Unicamente se debió a que comprobaron en el nuevo fundador deseos de que su norma de vida obligase sub gravi; es inexplicable de otro modo su extraña postura en este asunto. Juzgamos que no es muy verosímil que el Santo, en la pri– mavera de su conversión, en sus primeros fervores de entrega perfecta al Señor, pensase en pecados mortales. Deseaba cum– plir literalmente el evangelio. Es lo que le interesaba y absorbía su existenci,a. La· Regla Primitiva estaba compuesta de algunos textos evangélicos, a los que añadió ligeras instrucciones. Quizás fuera probable que más tarde, al redactar en 1223 la norma de vida definitiva, quisiera imponer obligaciones sub mor– tali, descorazonado por el poco empeño que mostraban muchos frailes en observar sus prescripciones ; sería un momento psi– cológico digno de tenerse en cuenta, aunque por sí solo no cons– tituya argumento convincente. Mas no puede adelantarse tal estado de ánimo a 1209-1210, cuando los primeros fervores de los discípulos les hacian d9ciles al maestro. Descendiendo del plano de la psicología al de la realidad no es completamente objetiva la afirmación de que los Cartujos llevaban una vida más austera que la de los primeros francis– canos : la facultad que aquellos tenían de adquirir propriedades estaba muy por debajo del ideal que el Seráfico Padre y sus compañeros se propusieron ( 2). · (2) Ciertamente que en cosas particulares podian ser más rigurosos que los antiguos franciscanos, v.gr. , en el silencio; pero la vida vagabunda, sacrificada, despreciadora de oomodidades que habían abraz!l,d9 los nuevos religiosos tenia que envidiar muy poco a la de los Cartujos. 30

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