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Todos los expositores hablan de la citada costumbre que precedió a Clemente V. ¿Cómo la prueban? Responde, con su lenguaje característico, que todos copiándose afirman que lo saben, porque así lo dijo este Papa; pero nadie aduce en pro de su tesis ningún autor, constitución, c0,pítu1o g,eneral, etc., anterior a 1312 ( 38 ). ' Pregunta, nuestro autor: « Y pues, ¿si ahora yo extendiese lo que apunté en el penúltimo artículo de mi segundo opúsculo, que el Papa Clemente no dijo tal cosa jamás en su Clementina y que se han engañado los expositores desde el concilio vienense y nos han hecho caer a todos los posteriores en este engaño, po:r copiarse unos a otros? » ( 39). E!s lo que ante todo pretende probar en su libm. Clemente V afirma: « Ni por esto es de pensar el bienaventurado san Fran– cisco haya querido igualmente ser obligados los di.ch.os frailes y profesores de esta Regla cuanto a .todas las cosas cont,enidas en ella, mas antes abiertamente demuestra que cuanto a algu– nas cosas de el.las, por fuerza de la palabra, el traspasamiento de ella es mortal y cuanto a otras, no, oomo acerca de algunas de ellas ponga palabras de rnandamiento y cuanto a otras cosas sea contento con otras palabras » ( 40). No menciona el Papa en este párrrufo (el único en que apar rece el vocablo mortal) la costumbre o consentimiento de la Orden. No declara que las cláusulas impuestas por términos preceptivos bajo pecad"J grave es propio de los frailes menores, sino que presupone esta sentencia admitida en el Derecho, de donde la extiende a este caso concreto ( 41 ). Pero al hablar en este pasaje como doctor particular, pone un fundamento falso, pues no siempre que las Decretales aducen palabras preceptivas indican obligaciones graves. Prosigue el Romano Pontifioe : « Otrosí, comúnmente Ia Orden siente, tiene y ha tenido ab antiquo (y ¿qué ha sentido ab antiquo?) que adonde quiera que en la Regla es puesto este voca,blo teneantur, tiene fuerza de mandamiento y como tal debe ser guardado>» (42). (38) « Si preguntamos a todos ellos de dónde les consta que precedió tal costuznbre, responden todos, todos, todos también copiándose, que lo saben porque así lo dió a entender Clemente V en su Clementina; pero ninguno, ninguno, ninguno cit,a [l,utor, expositor, capítulo general, constitución ni historia que asegure ni declare que hubo tal costumbre prescrita y antigua de general consentimiento de la Orden antes de la Clemp,ntina n (ibidem, p.26). (39) Ioidem, p.26s. (40) Ibidem, p.28. (41) lbidem, (42) lbidem, p.29. 23
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