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No han faltado, con todo, escritores que, en la creencia de que la base del raciocinio no ofrece la necesaria firmeza, han intentado conmove:rla. Son muy escasos y su sentir debe recha– zarse, por la debilidad de sus argumentaciones, po:r su aleja– miento de las doctrinas pontificias y por su oposición a la ver– dadera y g,enuina. tradición de la Orden (29). a) Cipriano Crousers de Amberes. El renombrado s,utor de las Lectiones Paraeneticae ad Re– gulam Seraphici Patris S.Francisci admite sin titubeos que los preceptos de fa Regla no son objeto de ningún voto y consiguien– temente por la fórmula de la profesión no se hacen reos de sar crilegio al violarlos ( 30). Admite también en la práctica que la fuente de las obliga. ciones es la intención de san Francisco y la costumbr,e que desde los comienzos de la fraternidad interpretó así las palabras de la legislación. Mas especulativamente hablando no concuerda con los comentadores que defienden tales puntos de vista, La anti.quísima, costumbre que afirman éstos exisUó desde los primeros tiempos d:e la, Orden, podríase admitir, si no hubie– ran surgido dudas, aun entre los más sabios expositores, sobre el modo de obligar los preceptos. Antonio de Córdoba asegu.ra que a,ntes de Clemente V no constaba claramente qué cosas debían tenerse como obligaitorias. ¿Cómo explicar, de lo con– trario, la,s transgrnsiones de los preceptos existentes desde la reda,cción de la Regla o las dispensas particulares y comunes otorgadas con facilidad por fútiles pretextos? Suponiendo que existiese tal costumbre, ¿quién prueba que no fué introducida por error de religiosos timoratos, quienes, sin discernir entre grave y leve, observaban todo como si obligase bajo pecado mortal? ¿ Cómo probar que fué introducida jurídi– camente, siendo probable que Honorio III tuvo intención de imponer la Regla y sus preceptos de manera que sus seguidores estuviesen obligados a observarlos como los apóstoles cuando se les prohibió el calzado, la pecunia, etc.? No consta tampoco de la intención de san Francisco. Nár– rase en las crónicas antiguas de la Orden cómo el Serafico Padre predijo que sus religiosos se relajarían muchísimo en los vesti~ (29) Entre el gran número ele expositores examinados sólo hemos encontrado los que señalamos a continuación. (30) CYPRIANUS CROUSERS ANTUERPIENSIS, O.F.M.CAP., Lectiones Paraene– ticae ad Regulam Sernphici Patri.~ S .Francisci, Coloniae Agrippinae 1625, p.93-96,

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