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cardenalicia en 1278 tuvieron que pensar los ministros y custo– dios en designar otro superior. La. elección recayó en la persona· de Bonagrazia de San Giovamü in Persiceto ( 1279-1283) ( 130 ). Apenas elegido, presentóse ante Nicolás III, gran amigo y favorecedor de los Franciscanos, para pedirle un Cardenal Pro– tector. Recibiólo complacido y se interesó por el estado de la Orden, aprovechando la coyuntura el nuevo para insinuarle un favor extraordinario.: una bula en que declarase auténticamente la Regla, a fin de defender el ideal del Seráfico Padre contra los enemigos exteriores y acallar las dificultades de los frailes. Accedió complacido Nicolás III, se asesoró del superior ge– neral, de varios ministros provinciales y de renombrados sabios franciscanos, de algunos célebres jurisconsultos y dejando otros negocios, no sin admiración de la corte pontificia, se dedicó du– rante dos meses al estudio del código minorita. Y apareció des– pués, el catorce de agosto de mil doscientos setenta y nueve, decretal Exiit seminat ( 131 ). a) Existencia de la obligatoriedad. Tras detenido examen del precioso documento no hemos encontrado frase alguna que explícitamente demuestre la exis– tencia de obligaciones graves en la Regla. Ninguna cláusula menciona exp:rofeso pecados mortales refiriéndose a ella. Esto no obstante los supone y la bula manifiesta el pensamiento de la Orden sob~e el particular. Consta que este importante documento depende en parte de la doctrina de san Buenaventura (132 ). Habiendo demostrado antes que el Seráfico Doctor admitía prescripciones sub mortali, al no aparecer en la bula nada en contrario, implícitamente aceptan su opinión Nicolás III y sus colaboradore,s. Por otra pa.rte, la 011den, a través de todo el período que hemos estudiado; unánimemente defendió la obligatoriedad grave de algunas normas de la Regla., Así lo suponen las bulas Quo elongati y Ordinem vestrum, la legislación y todos los expo– sitores. De haber habido oposidón de importancia., no cabe la menor duda de que se encontraría algún eco de la misma en la decretal en cuestión. Y un silencio solemne se cierne sobre el asunto. Mostrarás.e solícito el Papa en defender a sus protegidos de los ataques y calumnias de sus detractores y en aclarar las dudas acerca de (130) GRATIEN, o.e,, p.325s; LAZARO, o.e., p.77. (131) Usamos la edición de Seraphicae Legislationis textus originales, Ad Cl11,ras Aguas 1897, p.181-227. (132) MAGGIANI V., O.F.M., De relatione scriptorum quorumdam S.Bonaventurae ad 'bullam « Exiit 11 Nicolai 111 (1279), en Arch.F'ranc.Hist. 5(1912),3-21. ' \ 121

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