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siendo tan leve y veni-al como antes. Por lo mismo, un a!Cto leve, considerado en sí mismo y en sus drcunstancias, no puede transfor– marse en 1grave y morrtal por razón de un nuevo precepto o prohi– bición . Y, por ,si todavía quedara alguna duda, Sporer termina afir– mando que es absolutamente injusto, irracional, incoveníe'nte, iHdigno de Dios y del hombre el querer y pretender obligar sub mortaU en una ·materia realmente leve: « At vero rern ornnino levem ac venfolem velle prohibere sub peccato mortali, esset omnino iníustum, irrationa– bile, inconveniens, quod Deo repugnat et hominem non decet » 218 . En conclusión : los prelados y legisladores humanos no gozan de autoridad para obligar sub mortali en materia leve; pero pueden obli– gar sub veniali en materia ,grave, reduciendo la fuerza de la propia · autoridad y coal'tando la •Óapacidad del objeto o materia, Ahora bien; ¿pueden dictar leyes puramente penales, que no obliguen en conciencia a su cumplimiento sino tan sólo a la aceptación y cumplimiento de la pena estaJbleciida? Sporer, según lo Indicamos anteriormente, no estudia expresamente esta ·cuestión en su Theologia moralis. Sin embargo, admi.te clammente la existencia de las dos conocidas especies de culpa, a saber, culpa teológica o moral y culpa jurídica, política o civil 219 , que sirven de ba:se y justificación a las leyes puramente penales y obltgatorías en conciencia. Se puede, pues, concluir que el teólogo francfa 1 oano admite leyes pmamente penales) cuya existencia y obliga– toriedad depende de la voluntad y mbitrio del propio legislador. No obstante, tal vez pueda decirse que semejantes leyes, si son justas, obli– gan en conciencia teórica y doctrinalmen te y que sólo en la práctica podrían considerarse como puramente penales 220 . 217 Ibídem, n. 36, p. 66: « Utrum peccatum veniale •possit prohiberi sub mortali seu fieri mortale ratíone novi praeceptí prohibentis. Per se non potest. Ratio est, c::Iia accedente novo divino vel humano praecepto, materia in se minime mutatur; ergo actus qui secundum se et circumstantias suas omnes omnino levis ac v,mialiB est, ratione solius novi praecepti non potest fieri mortalis ». 218 Ibídem. 219 Ibídem, t. 2, tr. 4, cap. 2, n. 37-39, p. 11: « Ad contrahendam obligationem restitutionis: requiritur culpa theologica, et non sutficit sola culpa civilis, ve! poli– tíca... Culpa theologica dicitur defectus voluntarins in operando contra le1,em Dei, vel rectam rationem, adeo ut actio, vel omissio aliqua vere in conscientía, et coram Deo culpabilís sit, ideo enim dicitur culpa theologica... Culpa civílis polí– tica, vel iurídíca dicitur defectus externus in operando contra exactum modum agendi humanum... Unde et iuridica culpa dicitur, quia eam Iura attendunt pro foro externo». 220 Véase la oxposici6n de Sporer sobre la obligación de pagar los diversos 69

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