BCCCAP00000000000000000001340

En cambio, con respecto al segundo problema, es dedr, con res– pecto al problema de si el legislador ihumano puede obligar sub veniali en materia realmente grave, ViJVa se adhiere a la sentencia que, según él, enseñan comúnmente los teólogos y que sostiene que el prelado o legislador pul;)de, según su voluntad, obligar sub venialí en materia grave. Y la mzón está en que, a·sí como el legislador puede en materia grave dictar una ley o un simp1e consejo, así también puede, según ·su ,arbitrio y voluntad, obligar mortali o sub veniali en la misma materia grave: « Quaeritur secundo, an viceversa possit in materia gravi lex obligare sub levi? Respondeo affirmative. Ha communiter... Et ratio est, quia lex non obHgat ultra mentem legislatoris; qui sicut potest simpliciter rwlle obligare in materia gravi sed tantum consílíum dare, ita poterit praecipere tantum sub » 200 • Aunque su argumen1Jación no goza de la misma fuerza y validez demonstrativas que posee, en general, la exposición de los teólogos precedentes, puede afümarse que Domingo Viva coincide plenamente con ellos en sus conclusiones. Casi lo mismo podrfa decirse del moralista francés Gabriel Antoine (1679-1743), en quien pueden apreciarse ciertos ribetes de rigorismo. Antonie admite, como todos teólogos anteriores, leyes y precep- tos obligatorios en concienci,a, leyes puramente penales y mixtas y normas meramente directivas. Con respecto a las leyes puramente penales, es de adverfir que el moralista jesuita las considera como leyes disyuntfoas y que éstas, a su vez, importan también un precepto disuuntivo que impone el cumplimiento de lo dispuesto por la ley o 1a aceptación y complimiento de la pena establecida.. La suficiencia del temor al oastigo, eludir el de pecados y el bien espi 1 ritual de los súbditos son los principales motivos que Justifican la existencia de la leyes puramente penales: « Extant etiam leges pure poenales. Nam lex pure poenalis est ea, quae praecipit tantum disiunctive, ut vel fiat id quod statuitur, vel certa poena subeatur: unde unícum continet praeceptum, illudque disiunctivum, scilicet faciendi, omittendive aliud, vel subeundi poenam aliquam, si illud fiat aut omittatur... Et vero quidni darentur tales leges, cum saepe magis expediant saluti ac bono tuali subdítorum? Sae¡:e enim per iUas subditi sufficienter ímpelluntm 200 Ibidem, n. 5, p. 69. 64

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz