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én ei fuero de Ía conciencia es un efecto necesario y esencial a toda verdadera ley: « Quamvis simplex legis oblig¡atio sit de natura legis, eique prorsus essentialis, quantitas tamen obligationis non est ipsi essen– tialis » 141 • De aquí concluye lógicamente que las leyes puramente pe– nales obligan en conciencia, pues de lo ,contrario no serían verdaderas leyes. Aliasia califica esta conclusión de probabilior: « Superest dif– ficultas, an admittendae sint Ieges pure poenales... Nobis probabilior videtur ea sentent1a quae dooet has leges, quae nwre poenales vocantur, ad utriimque, ad poenam scilicet, et ad culpam obligare... Natura legis, ut distinguitur a consílio, veram obligationem importat; ergo, si leges poenales sunt verae leges, veram in conscientia obligationem indu– cunt » 142 • Un juido y actitud muy semejantes adopta Alasia con respecto a las leyes penales disyuntivas 143 • Por otra parte, Al<asia enseña ra!mbién que la oblig8JCÍÓn, más aún, toda la fuerza obligatoriia de las leyes y preceptos depende y proviene de la voluntad del prelado o legislador: « Demonstravimus leges in genere vim obligandi in consdentia habere: Et s,ane tata vis legis pendet a voluntate pt'incipis » 144 . ¿Quiere esto decir que los prelados y legisladores pueden obligar sub mortali en materira leve y sub venialí en materia grave? Aunque Alasia reconoce que la mente de santo Tomás es que la cuantidad de oblicación de las leyes y preceptos humanos depende de la voluntad e intención del prelado o legisla– dor 14 5, él enseña que, si la materia ·es realmente leve, no puede la arutoridad humana imponerla sub úiortalí, porque, de lo contrario, no sería una verdadem ley ni estaría ordenada al bien común. Pero insiste en que su ,conclusión es verdadera sólo cuando S'e trata de una 141 Ibídem, n. 2, p. 184 s. Y en otro lugar: « Natura legis... veram obliga– tionem irnportat... Lex enim, quae vera est, ad sui observantíam inducít » (Ibídem, diss. 5, cap. 1, art. 1, n. 2 s., p. 215). 142 Ibídem, diss. 5, cap. 1, art. 1, n. 2, p. 215. Alasia aduce en apoyo de su tesis, además de la naturaleza misma de la ley, que la distingue del consejo, y del carácter obligatorio de las leyes paganas, el sentido de la pena o castigo: « Omnis poena nonnisi prnpter culpam inflig1tur: omnis enim poena iuridica ultio est, atque vindicta: ultio autern, atque vindicta nonnisi pro vera culpa infligenda est. Omnis poena, inquit Augustiwis, si íusta est, peccati poena est, et supplicium nominatur. Sed leges poenales poenam infligunt in transgressores; ergo culpam supponunt » (lbidem). 14 3 Ibidem, n. 3 s., p. 21G s. H< Ibídem, n. L p. 214. Véase también ibídem, diss. 4, cap. 6, art, 3, n. 2, p. 184. 145 Ibídem, p. 184. Para mayor comodidad véase el texto a que hace refe– rencia la nota (147). 46
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