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ip,so naturae oritur obligatio corrtmensu1'ata qualitati materiae prae– ceptae vel prohibitae » 75 • Esta doctrina enseñada y transmitida por Mastrlo hasta bien avan– zado el s-igio XVII, no es fácil verla reproducida por teólogos que florecieron en la segunda mitad de dicha centuria. Sin embargo, a principios del siglo XVIII nos encontramos con el dominico Daniel Concina (1687-1756) que, desde el púlpito y con la pluma, lucha in– cansab1emente contra el laxismo y probabilbmo y viene a engrosar las filas de los continuadores de las enseñanzas de la Escuela salmantina. Condna comienza declarando que el efecto principalísimo de toda verdadera ley es obligar a:1 sujeto de ,la misma a cumplir cuanto ella contiene 76 • Más aún; es de fe que la ley humana puede obligar en conciencia y sub mortali: « De legis humanae obligatione in praesentia sermonem instituimus. Legem hanc, dummodo iusta sit, obligare, et quidem in consoientia et sub gravi cnlpa, veritas fidei est » 71 • En relación con las leyes penales Concina reconoce que la doctrina común enseña que toda ley obliga ad cidpam o ad poenarn; sin embargo, per– sonalmente él cree que es de esencia de la ley el obligar en con– ciencia 78 , Siendo esto así, ¿pueden admitirse consecuentemente leyes puramente perla'!es? Conoina no encuentra consistencia y solidez en la opinión común que sostiene la existencia de leyes penales sin obli– gación en conciencia. ·Más aún; los argumentos que se aducen para defender esa opinión, él los considern. como sutiles subte1']'ugios. Así, concluye lógioamente que las llamadas ,leyes puramente penales no constituyen verdaderas leyes ni tampoco meros consejos, sino más bien constituciones a modo de leyes 79 • 75 lbidem, n, 142, p. 50. De modo semejante se expressa en oiro lugar: « Nec 1ex naturaHs nec divina obligat sub rnortali nisi in materia gravl; ergo a fortiorl nec humana cum 11011 plus obligare possit Iex humana quam na/;uralis et divina, in quarum virtute lex oblígat humana» (Jbidem, n. 187, p, 48). 76 CoNCINA D., OP, Theologia chrístiana dogmatico-moralis, Neapoli 1774, t. 6, lib, 1, diss. 5, cap. 2, n. 4, p. 288. 77 Ibídem, cap, 3, n, 1, p. 294, 78 lbidem, n. 2: « Disputant hic theologi, detume vera Iex, quae in conscientia non obliget. J~t co:rrnr1uniter resolvunt inseparabilem a vera lege esse obligationem, aut ad culpam, aut ad poenam. Quin de rat:ione legis est non modo sub poen:,., vernm etíam sub culpa obligare... Quare nec ipse legislator ferre veram legem potest, quae obl.igationem obediendi subdH:is non imponat. IVHnuere culpam val.et; sed tollere omne parendi debitnm nequit ». 79 lbidem, n. 3, p. 294: « Constitutiones phn'ium religiosornm, et potissimum nostri Ordínis Praedicatorum non obligant natura sua ad culpam; tametsi reipsa absque aliqua culpa vix negligi queanL Comnnmis rnsponsio est, eiusmodi sanctio- 26

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