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igitur ex materia rei imperatae, ut si sit res ,grauis; nam si levis sit d exigua, legis violatio lethalis esse non potest, quamvís velít legíslatot ,ut qui non par et, contrahat lethale peccatum » 28 • Parece, pues, que el legislador no puede hacer que obligue sub levi una ley que recae sobre mat<,ria realmente grave. A idéntica con– clusión se llega al comprobar ,que Azor no recurre a Ta intención del prelado o legislador cuando trata de determinar la fuerza obligatoria de las leyes y preceptos y la gravedad de sus transgresiones 29 , ni al proponer las normas o criterios para distinguir los pecados mortales y veniales entre sí 30 ni :tampoco, finalmente, al ofrecer fas di.versas clases de pecados veniales y los crite1:ios de distinción de los mismos 3 1. En las mismas ideas abunda Gabr:iel Vá2Jquez (1549-1604), que con razón ,puede considerarse como uno de los más grandes teó,logos espa– ñoles del siglo XVI. Más aún; ninguno de los teóilogos anterior-es ha expuesto con tanta -claridad el problema de las leyes penales ni ha defendido con igual decisión el valor del objeto o materia en la deter– minación de ila gravedad ide las leyes y preceptos y la ineficacia de la · voluntad e 'intención del prelado o legislador. Vázquez, en primer lugar, admite claramente fa existencia de leyes puramente penales: « Communis et vera sentent-ia est, nec omnes leges poénales obligare a1d solam poenam, nec omnes obligarre ad culpam. Dicunt igitur doctores... quasdam leges esse p·ure poenaies, quae neque prohibent, neque iubent, sed solam poenam statuunt... et has Ieges ad solam poenam statutam obligare» 32 • Y con idéntica olaridad afirma que semejantes leyes purame:ate penales no son p-rop-ia:mente· leyes, al menos para fo.s súbditos: « Coneedimus has leges, quas dicimus pure poenale8, aut non esse proprie loges, quia non habent v,im prae– cepti...; aut certe ideo proprie leges vo,cari ,posse, quia indices ad poenam 1nfligendam obUgant » 33 • zs Ibídem, col. 4 71 s. 29 Ibídem, col. 471-472. 30 Ibidem, lib. 4, cap. 9, col. 335 s. 31 Ibídem, col. 338 s. 32 VAZQUEZ G., SI, Commentarii ac disputationes in primam secundae sanct-i Thomae, t. 2, Lugduni 1631, disp. 159, n. 6, p. 68. 33 Ibídem, n. 24, p. \70. El carácter de las leyes puramente penales queda explicado en los siguientes términos: « Ubi autem praeceptum est, obligatio aliqua. debet esse, cumque obligatio haec possit esse ad culpam el ad poenam subeundam, 13
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