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Esta opinión laxa y antijurídica, que no se trasluce en los principales documentos pontificios del siglo XIII, Quo elon– gati, Ordinem vestrum y Exiit qui seminat, · aún parecía, revivir a principios del siglo XIV, pues Clemente V torna a hablar so– bre la misma, para afirmar nuevamente que los Frailes Menores deben observar también los ayunos eclesiásticos ( 29). 2. - Ayunos de la Regla. Como ayunos propios y obligatorios de la Orden la legis– lación prescribe la cuaresma de Navid~d y los viernes del año, no apareciendo tan claro el carácter jurídicc;> de la llamada Cuaresma Mayor. a. Cuaresma de Navidad. Ninguna discusión puede haber acerca de ella en lo que a su sustancia se refiere. Son terminantes las palabras de la Regla ( 30). No existiendo, por otra parte, ni ley ni costumbre universal de la Iglesia en el siglo XIII de obse:rvarla, debe reducirse toda la obligación al solo mandato del Seráfico Padre.. Comienza, según costumbre antiquísima de la Orden, atestiguada por Hugo de Digne, el día dos de noviembre ( 31 ) . b. Los viernes. Tampoco puede ponerse en duda el carácter estrictamente regular de los ayunos durante los viernes ordina– rios del año, ya que en el siglo XIII únicamente la abstinencia estaba prescrita para todos los cristianos. Y, si es verdad que entonces el ayuno llevaba consigo como elemento esencial ade– más de la única refección el no comer carne, el precepto pecu– liar de san Francisco refiérese exclusivamente al ayuno tal como de hecho se observa en la Iglesia y, por lo tanto, sujetó a continuas modificaciones, según veremos más adelante. (29) CLEMENS V, Exivi de paradiso, 6 mayo 1312, a.6, en Seraphicae Le'. gislationis textus originales, A.d Claras Aquas 1897, p.242s. (30) « Et ieiunent a festo omnium sanctorum usque ad Nativitatem Domini », (Regula 11, c.3, p.66). · (31) HUGO DE :PIGNA, Expositia, fol.52:v. JI
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