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EVOCACION DEL P. DONOSTIA a Satie, que dijo al iniciar sus lecciones: «El año pasado di varias lecciones sobre inteligencia y apreciación de la música entre los animales. Hoy voy a hablar sobre inteligencia y apreciación de la música entre los críticos. El tema es muy semejante». No compartía una apreciación tan negativa, pero gustaba del humor que encierra. Era sumamente comprensivo con los que no entendían su música, y gozaba con los que parecían entenderla. No creo que nunca pretendiese aplicarla un montaje teórico, estético o filosófico complejo. Este sentido del humor supo traducirlo a su vida y practicarlo, franciscanamente, en aspectos poco gratos derivados de su vida de fraile me– nor, como el frío que se dejaba sentir generosamente en el estudio; dispuso en sus últimos años de un radiador, pero fue muy parco en su utilización. Estos recuerdos no perfilan el retrato del P. Donostia, tan solo ejempli– fican algunos aspectos, muy pocos, que el trato y comunicación con él, aun– que fueron a intervalos, dejan traslucir. 207

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